La rentabilidad por dividendo como aliciente
Los pagos de dividendo son un síntoma de la salud financiera de las compañías, de la actitud del consejo de administración con sus accionistas y una medida de las oportunidades de inversión con las que cuenta la empresa. El pago de dividendos ha subido en Europa durante los últimos años. Esto se ha debido, en gran medida, al incremento experimentado por los beneficios. Las compañías europeas han estado saneando sus cuentas desde los días oscuros del año 2000, con lo que la deuda se ha situado en mínimos que no se habían alcanzado en años. La toma de beneficios ha implicado que las compañías estén generando gran cantidad de efectivo, lo que se está traduciendo en pagos de dividendos y otras formas de retorno al accionista, como la recompras de acciones.
Por otra parte, existe una creciente voluntad de los equipos directivos para poner de acuerdo sus intereses con los de los accionistas, recompensando a los inversores por su apoyo. En el Reino Unido en particular, existe cierta tradición de cultura del dividendo, y este está siendo el caso en Europa de manera creciente. Las compañías están reconociendo que el mantener excedentes de capital no será recompensado en cuanto al precio de sus acciones se refiere.
El hecho de que los ratios de rentabilidad por dividendo y el retorno al accionista estén incrementándose se traduce en un claro apoyo a la buena marcha de la renta variable europea. De hecho, el equipo de M&G European Equities prefiere pagos de dividendos regulares a otras formas de distribución del capital, pues impone un grado de disciplina financiera a las compañías, e implica un trato mucho más equitativo y mensurable a los accionistas que la recompra de acciones. El incremento de los dividendos es un claro síntoma de que una compañía es financieramente robusta y de que cumple los objetivos de crecimiento que se ha marcado.
Dicho esto, creemos que las compañías deberían de utilizar su capital de la manera más eficiente posible, con el fin de obtener más ingresos y rentabilidad. La decisión de pagar un dividendo es igual a cualquier otra referente al uso de flujos de caja. Es preferible con creces que una entidad reinvierta en el éxito de su negocio o en proyectos de elevada rentabilidad a la restricción de su propio crecimiento mediante el reparto excesivo de dividendos.
Una elevada rentabilidad por dividendo no siempre es un buen síntoma, pues puede implicar que una compañía ya no cuente con buenas oportunidades de inversión. Por lo tanto, aunque el incremento de la rentabilidad por dividendo y, más particularmente, el incremento del dividendo, es algo positivo para las acciones europeas en general, es esencial que exista un balance sólido.
Los equipos directivos deberían de invertir con criterio y siempre con miras al crecimiento de su negocio para maximizar la potencial rentabilidad de sus flujos de caja.