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El reto migratorio

España tiene una de las regulaciones menos exigentes de toda la Unión

En Europa corren vientos de cambio para las leyes de inmigración. Mientras Francia, Alemania y Reino Unido, entre otros, están endureciendo sus normas, otros como España o Italia están optando por regularizar las ingentes bolsas de inmigrantes ilegales que trabajan en estos países. La ley española es, sin duda, una de las menos exigentes de la UE.

El número de inmigrantes sin documentos que residen en España ronda el millón, según distintos cálculos sindicales y de organizaciones no gubernamentales que manejan cifras del padrón y de la Secretaría de Estado para la Inmigración. Además, hay otros cuatro millones de extranjeros que residen en España de forma legal. Ocho de cada diez de estos inmigrantes han llegado en los últimos cinco años y casi la mitad desde 2004.

Este desembarco masivo de inmigrantes ha estado alimentado por la buena situación económica que atraviesa España desde finales de los noventa y por las condiciones de la ley de extranjería, que pese a haberse reformado en tres ocasiones desde su aprobación en 2003, no fija, por ejemplo requisitos restrictivos en materia laboral, como lo hacen las normas británicas y alemanas y la que prepara Francia.

Tras el paréntesis de la regularización extraordinaria realizada entre febrero y abril de 2005 (y que supuso la legalización de medio millón de inmigrantes), la norma española fija ahora hasta seis vías distintas para lograr trabajar y residir en España de forma legal.

El 80% de los casi cuatro millones de inmigrantes ha llegado a España en cinco años

Así, se mantiene la política de contingentes, según la cual el Gobierno fija anualmente un cupo de inmigrantes que necesita el mercado laboral. Los inmigrantes que llegan a través de esta vía lo hacen ya con un contrato de trabajo conseguido en el país de origen. Sin embargo, la cifra de este cupo es claramente irreal, según reconocen hasta quienes participan en su elaboración.

En 2006, el cupo anual se ha fijado en 16.878 inmigrantes, una cifra muy inferior a lo que realmente demanda el mercado (sólo en el primer trimestre de este año 108.200 inmigrantes consiguieron un empleo, según el Instituto Nacional de Estadística).

Además de esta vía puede optarse por: el reagrupamiento familiar; el arraigo laboral (si el inmigrante denuncia al empresario que le ha contratado ilegalmente); u otros dos supuestos de residencia temporal excepcionales, que se otorgan con tres años de residencia continuada en España, un contrato de trabajo y vínculos familiares acreditados o si se es hijo de padre o madre originariamente españoles.

Distintos miembros del Gobierno insisten continuamente en que se repatriarán todos los inmigrantes sin papeles. Pero en 2005, las cifras oficiales del Ministerio del Interior son definitorias: hubo 14.466 devoluciones a interceptados en fronteras; 11.002 fueron expulsados y otros 2.831, repatriados.

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