El impuesto que llegará en 2007
Sin ningún impacto en la declaración de la renta que hay que preparar ahora, el Parlamento está tramitando el IRPF de 2007. Si prospera el texto en los términos en que actualmente se discute, el cambio más significativo que afectará a las rentas del capital está en que la mayoría dejarán de tributar según la escala de gravamen para hacerlo al tipo fijo del 18%, el pensado para todas las rentas del ahorro.
Más allá del tipo de gravamen, la nueva tributación del ahorro trae consigo cambios para los dividendos. El actual sistema para evitar la doble tributación que pesa sobre ellos (porque pagan en el impuesto de sociedades y también en el IRPF), se sustituye por un mínimo exento de 1.000 euros. Así, si en 2007 se ganan 1.500 euros en dividendos, el ahorrador sólo tributará sobre 500 euros.
Los intereses de los depósitos y todo tipo de cuentas bancarias también dejarán de tributar según la escala de gravamen y lo harán al 18%. En la actualidad, cuando este tipo de rentas se ha generado en más de dos años se aplica una reducción del 40%. Esto también desaparece.
Hay rentas del ahorro que quedan fuera del tipo fijo del 18% para las inversiones
El rendimiento logrado con cualquier instrumento de deuda pública y privada (letras, obligaciones, pagarés...) tributará igual que los intereses de los depósitos.
Ahora bien, también hay excepciones y aún quedan rentas del ahorro que permanecerán fuera del tipo fijo del 18%. Es el caso de los rendimientos obtenidos con la cesión de capitales propios a terceros que sean entidades vinculadas. En este caso se prevé que tributen por la tarifa general, del 24% al 43%.
También quedan fuera del tipo fijo del 18%, los rendimientos de capital inmobiliario, es decir, los que tienen su origen en el alquiler de inmuebles como vivienda o como locales comerciales.
Aunque no son rentas del capital, sino que se consideran del trabajo, el otro gran cambio con impacto en el bolsillo del ahorrador es el nuevo trato que se dará a los planes de pensiones. Se trata de uno de los aspectos más polémicos de esta reforma y donde más atentos habrá que estar a la redacción definitiva de la norma. Aún son posibles muchos cambios porque también son muchas las presiones.
En una primera intención del Gobierno, las aportaciones a los planes de pensiones sólo serán deducibles hasta un límite igual a la menor de dos cantidades: 8.000 euros o el 30% de las rentas del trabajo. Pero se está discutiendo elevar este importe para mayores de 50 años. En cuanto al rescate del plan, tributará según la escala general del IRPF (igual que ahora), pero podría desaparecer la actual reducción del 40% para el cobro en forma de capital. Además, en el debate también está la posibilidad de que de todo el capital rescatado, sólo se grave la rentabilidad acumulada y no lo que son aportaciones realizadas durante la vida del plan.