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La columna de Jack y Suzy Welch
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Europa no está acabada

La gente siempre está hablando sobre el futuro de China y de la India, pero ¿cuál es el futuro de Europa de aquí a cinco años?

-F. Hills, Mich.

Sería muy fácil considerar a Europa como una economía muerta si tenemos en cuenta sus tendencias económicas, políticas, sociales y demográficas. Sin duda, se ha estancado durante los últimos diez años, mientras el resto del mundo intenta volverse más competitivo.

Europa está en camino de un futuro económico positivo que aparentemente mucha de su propia gente no puede prever hoy en día

No toda Europa, por supuesto. Hace dos décadas, el Reino Unido enfrentó la realidad del mercado global emergente y liberalizó su economía para mantener la competitividad. Varios países en Europa oriental, como por ejemplo Hungría y Eslovaquia, se han liberado de los grilletes del comunismo con eficaces reformas. Pero las prometedoras noticias económicas que vienen de esos países se ven ensombrecidas por los perturbadores informes que vienen de Francia, Alemania e Italia, los tres pilares de la vieja Europa, paralizados por la esclerosis de sus estados benefactores.

Durante los últimos 35 años, la economía de los Estados Unidos creó 57 millones de nuevos empleos. Europa ha creado sólo cuatro millones durante ese tiempo. La tasa de desempleo en Europa oscila alrededor del 10%, el doble que en Estados Unidos.

La posición de Europa tampoco permite obtener beneficios de los sectores en desarrollo de la ciencia y la tecnología. El gasto per cápita en investigación y desarrollo en Francia, Alemania e Italia, por ejemplo, es la mitad del de Estados Unidos. Las estadísticas demográficas son similarmente sombrías. Tal vez lo que es más preocupante es que el continente parece estar sufriendo de mal humor colectivo.

Cuando una encuesta de Harris Interactive preguntó: '¿Cuán satisfecho está usted con su vida?', alrededor del 18% de los europeos (de Francia, Alemania e Italia) contestaron 'mucho' comparado con el 57% de los estadounidenses. Aún peor, estos europeos dijeron que se sentían estancados en un 'mal sitio'. Cuando les preguntaron '¿Cómo espera que su situación personal cambie en cinco años?', sólo una tercera parte predijo mejoras.

En contraste, dos terceras partes de los norteamericanos esperan un futuro mejor. Si los propios europeos parecen listos para escribir el obituario del futuro del continente, ¿por qué nosotros no lo estamos?

Por tres razones principales. La primera es que Europa es simplemente una economía demasiado grande y establecida como para colapsar.

¿Recuerda 1980? La competencia japonesa parecía que dejaría a Estados Unidos fuera de juego. La tasa de desempleo en Estados Unidos se aproximaba al 10%, la inflación estaba a 14%, y la tasa de interés a más del 20%. Como pasa con los europeos de la actualidad, los estadounidenses de esa época parecían languidecer. Pero había demasiado en juego como para rendirse. Los norteamericanos eligieron un nuevo presidente, Ronald Reagan, cuyo principal atributo era el optimismo.

También Europa tiene demasiada historia, infraestructura y promesa como para deslizarse hacia la nada. Su fuerza de trabajo, por ejemplo, esta entre las mejores educadas del mundo. Y, aunque no muy entusiasta, hay algunos signos de un emergente descontento con el status quo. La cuasi reformista Angela Merkel fue electa canciller de Alemania.

Y el gobierno francés, con la esperanza de alentar la creación de empleos, realmente intentó cambiar una legislación laboral. Esa reforma fue aplastada por las protestas, pero al menos el gobierno intentó medidas de progreso. Lo hará nuevamente por necesidad. La segunda razón es el estimulante nuevo cuadro de líderes de negocios en Europa: Carlos Ghosn de Renault, Dieter Zetsche de Mercedes y Klaus Kleinfeld de Siemens, para nombrar solamente tres. Estos individuos, y no están solos, entienden que sus compañías operan en un mundo global, y están haciendo los difíciles cambios que se requieren para mantenerse en competencia. La razón final por la cual Europa sobrevivirá es la Nueva Europa.

Las naciones de Europa oriental, con sus gobiernos pro empresariales, están formando una nueva generación de industriales que ven oportunidades en todas partes y límites en ninguna.

Durante nuestro último viaje a Varsovia, por ejemplo, escuchamos a un hombre de negocios dar una charla a otros 300 empresarios. El conmovió a su audiencia al decir: 'aquí nos estamos volviendo demasiado caros. Quiero que mi compañías sea la proveedora de Europa, así que estoy poniendo todas mis nuevas operaciones en Ucrania, ¡y ustedes también deberían hacerlo!'

Después de un grito ahogado colectivo, el grupo se mostró electrificado con el entusiasmo. Y eso informa tanto respecto al futuro de Europa como una encuesta de opinión entre los quejosos de Francia, Alemania e Italia.

Entonces, ¿donde estará Europa en cinco años? No estará 'arreglada'. Pero estará mejor, extrayendo energía de sus nuevos líderes de negocios y empresarios, y profundizando en la limpieza de los efectos calcificantes del sistema socialista.

Creemos que Europa estará en el camino hacia un futuro económico positivo que, aparente y lamentablemente, mucha de su propia gente no puede prever hoy en día.

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