Becas excepcionales para estudiar fuera
Las ayudas hay que solicitarlas al menos con seis meses de antelación
Estudiar en el extranjero ya no es lo que era. Quien más, quien menos, se va de Erasmus durante su diplomatura o licenciatura. La excepcionalidad solo la consiguen quienes se marchan fuera del continente antes de graduarse, o los que obtienen una beca de excelencia para hacer un máster o un doctorado en cualquier lugar del mundo.
Los estudiantes universitarios de últimos cursos tienen, además de la oferta Erasmus, posibilidad de elegir entre un variado número de becas para Hispanoamérica, Estados Unidos, Canadá o Australia. Los estudiantes de doctorado también pueden solicitarlas en muchos casos. La fórmula suele ser la del convenio bilateral entre universidades, que se intercambian los alumnos durante periodos de seis meses o un año.
Las subvenciones suelen incluir la matrícula; algunas se quedan en eso, pero otras, las más deseadas, aportan una asignación económica más que suficiente para vivir en el lugar de destino. La Universidad Autónoma de Madrid, para fomentar las solicitudes para las becas menos generosas, ha optado por asignar cantidades similares a las de las becas Erasmus (350 euros al mes).
Las becas exclusivas para posgrados incluyen prácticamente todo: seguros de viaje, asistencia sanitaria y de accidente, residencia y un viaje de ida y vuelta. Y asignaciones mensuales: en el caso de Caja Madrid, oscilan entre los 1.000 euros y los 1.400; y llegan hasta los 2.000 de las becas para estudios de Ciencias Naturales de la Fundación Ramón Areces. 'De media, suponen una inversión de unos 50.000 euros por persona anuales', explica María Jesús Pablos, directora de la Comisión Fulbright.
Las becas van dirigidas a todo tipo de licenciados, para realizar un máster, un doctorado o un posdoctorado. En algunos casos, como La Caixa, el candidato no puede pedirlas si han pasado más de cinco años desde que se graduó; otras, como Caja Madrid, no ponen ninguna traba en este sentido. La mayoría de las ayudas tienen una duración de doce meses prorrogables a otros doce, aunque no es raro que las universidades decidan quedarse con el estudiante y pagarle otros dos años para que termine el doctorado, por ejemplo.
Ojo a los plazos
Medir los tiempos es fundamental en estos procesos de selección, especialmente cuando se trata de salir fuera de Europa. Las Fulbright, por ejemplo, tienen que solicitarse hasta un año antes de su realización. 'La gente se prepara más que antes; con dos años de antelación', señala Pablos. Igualmente largos son las gestiones del visado y los trámites de admisión en la universidad de destino, de los que normalmente debe ocuparse el estudiante, aunque los mecenas también colaboran. Las becas se conceden sin la confirmación definitiva del alumno, pero están supeditadas a esta.
Dominar el idioma es indispensable, y para comprobarlo, muchas universidades exigen un examen previo, como el Toefl, para el que hay que pedir plaza con tiempo porque suelen tener listas de espera.
Aunque se tengan todas las condiciones para obtener la beca, hay que contar con la competencia: unas diez solicitudes por plaza, según los mecenas. Pero las becas también son más: en Caja Madrid, por ejemplo, han subido de 70 a 115 en dos años.
Tener un proyecto claro, básico para ser elegido
'Fue lo que más me ha impactado a nivel personal y profesional'. Miguel Milano, director general de Oracle Ibérica, hizo un MBA en el MIT de Boston entre 1994 y 1996 gracias a una beca de La Caixa. Allí conoció a la estadounidense con la que se casó ('estudiante de la rival Harvard'), y al terminarlo recibió 'ocho ofertas de primer nivel'. 'Una beca como esta da casi tanto prestigio como el MBA en MIT', asegura. Ingeniero de telecomunicaciones, del MBA salió 'pensando como un consejero delegado'.Que será muy importante para él lo tiene claro Guillem Riambau, doctorando en la Universidad Autónoma de Barcelona y seleccionado por Caja Madrid para una de sus becas del curso que empieza en septiembre. Es un ejemplo de perseverancia, después de un intento infructuoso tres años antes, con otra beca. Ahora tiene una dura pero lujosa elección para continuar con sus estudios sobre finanzas internacionales: Boston University o London School of Economics.'Yo tenía un proyecto muy definido, y sabía de tres o cuatro sitios para llevarlo a cabo', recuerda Guillem. Este tipo de ayudas no son aptas para diletantes, como los que piensan: 'Ahora no sé que hacer, primero encuentro una beca y luego ya veré', en palabras de Rosa María Molins, directora de becas de La Caixa.El rigor profesional se valora en la selección, pero también la 'experiencia vital', señala María Jesús Pablos, de la Comisión Fulbright. 'Cosas como su vinculación con la sociedad, trayectorias en ONG o como cooperantes'.Es una frase recurrente entre los concesionarios: importa menos el currículum y más la motivación, 'la ambición por mejorar la sociedad', resume Pablos.