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Internet

Las 'telecos' piden cambios en la normativa para dar más calidad al ADSL

No es común encontrar unanimidad en telecomunicaciones, pero en este caso la hay. Telefónica y sus rivales se han unido para pedir al regulador cambios en la normativa que permitan mejorar la calidad del ADSL. Claro que ahí se rompe el consenso, porque las peticiones entre una y otras difieren sustancialmente.

Hace ya tres meses y medio del informe del Gobierno sobre la calidad del ADSL y de sus duras conclusiones, con una cifra infinitamente superior de reclamaciones por compañía en Internet que en los de telefonía fija o móvil. Wanadoo, Ya.com y Jazztel encabezaban el ranking de quejas de los usuarios, pero casi ninguna de ellas reconoció como fallo propio las conclusiones del estudio gubernamental.

Todas apelaron a deficiencias en la regulación y al comportamiento no siempre correcto de Telefónica. El ex monopolio, mientras tanto, también ha cuestionado la normativa, puesto que considera que deja poco margen para luchar contra prácticas irregulares como el slamming o traspaso de clientes de ADSL de un operador a otro sin consentimiento ni conocimiento.

Con este escenario, el sector esperaba con ansiedad un cambio en la normativa que regula el ADSL -la OBA, u oferta de bucle de abonado- y la noticia de que la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) se apuraba a modificarla se acogió con esperanza. Pero pronto ha venido la sorpresa. La propuesta de cambio que se ha pasado a consulta entre las operadoras no incluye ninguna de las variaciones que las compañías consideran vitales para mejorar la situación, según aseguran fuentes de varias empresas que han tenido acceso al documento.

Aluvión de alegaciones

La respuesta no se ha hecho esperar. El periodo de alegaciones ha sido intenso y en una misma dirección. Por una vez, Telefónica y sus rivales se han unido con un objetivo: convencer a la CMT de la necesidad de cambiar la normativa para impedir que el ADSL vuelva a liderar este año el ranking de reclamaciones.

La unidad, sin embargo, se limita a la petición. El contenido de los deseos de cambio varía diametralmente entre Telefónica y sus oponentes.

La líder del sector considera prioritaria la reforma del proceso para el cambio de clientes entre operadoras. La última OBA modificó los requisitos y, según fuentes de la compañía, 'dejó a los usuarios algo desamparados'. Este desamparo se tradujo en una mayor facilidad para el slamming, cuyas cifras se han disparado en los últimos meses porque con la actual regulación Telefónica no puede contactar con el cliente ni comprobar sus datos para verificar si la solicitud de cambio de operador es verídica.

Con el objetivo de dar una respuesta mejor a las peticiones de los rivales de situar sus equipos y actuar desde las centrales del ex monopolio, según asegura Telefónica, también ha solicitado que los planes de ubicación se comuniquen con antelación. A la vez, pide que se vigile si realmente las operadoras están ocupando el espacio que han pedido, porque se dan casos en que alguna telefónica se queda sin sitio puesto que otra está en él, lo utilice realmente para dar desde allí ADSL a clientes o no.

Lo que no ha pedido Telefónica son cambios en los plazos en los que debe responder a las peticiones de espacio y servicios de sus rivales, aunque asegura que están entre los más cortos de Europa.

Por supuesto, sus competidores no están de acuerdo. Ya sea a través de su patronal, Astel, como de forma individual, la mayoría ha pedido que se acorten no sólo los plazos, sino también los precios que cobra Telefónica. La meta es dar respuesta antes a las peticiones de los clientes y evitarles retrasos.

Pero las rivales van más allá. Jazztel, por ejemplo, ha solicitado la contratación de un servicio Premium que pueda garantizar la resolución de problemas de los clientes en un plazo inferior acordado con Telefónica. En caso de incumplimiento, sería el ex monopolio el que abone penalizaciones.

Una última reclamación es que, sea cual sea la norma, se vigile y se fuerce a Telefónica a cumplirla.

El regulador deshoja, con calma, la margarita

La pelota está en el campo de la CMT, pero no acaba de ser golpeada. Estaba previsto que la nueva OBA estuviera ya vigente y todavía le quedan al menos dos semanas, según fuentes conocedoras del proceso.Y es que el regulador está intentando hacer una norma lo más acertada posible, presionado tanto por los operadores como por la Comisión Europea. El problema es que el cambio ha coincidido con la regulación que se está haciendo de los diferentes mercados en los que se dividen las telecomunicaciones y alguno de ellos afecta directamente a la OBA. Por ello, la CMT debe ahora adecuar las reglas a las recomendaciones que han venido de Bruselas. También debe valorar si las quejas y las peticiones de cambios de los operadores son reales o una excusa para sus fallos de calidad.

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