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Al Gore se estrena en el cine y anima a los demócratas

El ex vicepresidente de EE UU presenta en Cannes un documental contra el calentamiento global

Al Gore tiene sentido del humor. Conocido anteriormente por su seriedad, el que fuera vicepresidente de EE UU presentó el sábado pasado el programa de humor de la NBC Saturday Night Live. En el papel de presidente de EE UU en una realidad paralela, Gore analizó con sarcasmo los éxitos de 'su Administración' que eran el reverso de los fracasos de la real de George Bush, contra quien perdió las discutidas elecciones de 2000. Entre los 'éxitos', su victoria contra el calentamiento global.

Eso mismo, el medio ambiente, pero en un tono alejado de la broma es lo que lleva, de nuevo, a Gore al centro de atención. A sus 58 años, presenta mañana su primera película en el Festival de Cannes, An inconvenient truth.

La tesis de este documental, que se estrena la semana que viene en EE UU, gira alrededor de la idea de que si la gran mayoría de los científicos del mundo tienen razón 'tenemos 10 años para evitar una gran catástrofe'. Gore afirma que el calentamiento global no es un asunto político, sino el mayor reto moral de la civilización.

El ex vicepresidente es el único protagonista de esta cinta dirigida por Davis Guggenheim. La producción es de Lawrence Bender (productor de Pulp Fiction) y Laurie David, quien tuvo la idea de llevar al cine a Gore tras oírle en una presentación en Los Ángeles. El documental es esa charla que presenció David y que miles de personas han visto ya puesto que el político se ha dedicado a ello en cuerpo y alma (gratis) desde que tuvo que reponerse de la derrota electoral.

Aunque es consejero de Apple y lanzó una televisión tras su derrota de 2000, su esposa, Tipper, le sugirió que hiciera lo que le apasionaba: enviar el mensaje de alarma por el calentamiento del planeta, una enseñanza que se le grabó en Harvard y fue el primero en plantear al Congreso hace 26 años

A ello, Guggenheim le ha añadido el toque más humano de Gore, quien se presenta más cercano, apasionado y simpático, algo que ha revitalizado la broma de la NBC. La película se estrenó con éxito en el Festival de Sundance. David Remnick, director de The New Yorker, ha dicho que no es la cinta más entretenida del año pero sí la más importante, máxime cuando se cuenta con el desdén con el que el Gobierno actual habla de ecología.

Su vuelta a la luz pública coincide con un periodo preelectoral (renovación parcial del Congreso en noviembre) para el que su partido, el demócrata, busca un mensaje con el que salir de la confusión ideológica en la que se sumió tras perder las presidenciales en 2000 y 2004 y las parciales de 2002.

Aupados ahora en las encuestas por el mero hecho de que la popularidad de los republicanos se hunde, pero acusados de incoherentes por analistas y votantes, el partido busca un mensaje con el que ofrecer alternativas a la América republicana.

En estas circunstancias, la vuelta de este Gore más apasionado, con ideas y simpático, dos atributos recién descubiertos, hace acariciar esperanzas a los demócratas de que emerge un protagonista con carisma que ilusione.

Gore no habla de volver a esa arena política y su mensaje es difícil de vender pero los analistas republicanos ya han empezado a criticarle. Por si acaso. Y los demócratas sueñan. Remnick dice: 'Uno puede imaginársele como un presidente inteligente y decente, capaz de tomar decisiones serias y explicarlas con el lenguaje de un adulto con confianza'.

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