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Petróleo

Repsol empieza a bombear en el mercado brasileño

Repsol acaba de iniciar la producción de petróleo en Brasil. La española ha anunciado que este año invertirá 245 millones de dólares (196 millones de euros) en el país.

Mientras que en Bolivia los reveses por la nacionalización de los hidrocarburos amenazan las inversiones de la petrolera en el país, Repsol reafirma su presencia en Brasil y planea invertir en el país 245 millones de dólares este año. Gran parte de ellos, unos 160 millones, estarán destinados a la exploración y producción de petróleo, sus dos apuestas en el mercado. Y es que el mes pasado Repsol se convirtió en la tercera petrolera, después de la estatal Petrobrás y la anglo-holandesa Shell, que entra en producción en el país.

El inicio lo marcó la puesta en funcionamiento de la plataforma P-50 de Albacora Leste, en la Bacia de Campos, en el estado de Río de Janeiro. No obstante, la participación en el mercado es aún pequeña, pues la gigante Petrobrás, de control estatal, absorbe la casi totalidad de la producción. 'Petrobrás va a seguir siendo la gran productora en el país, pero hay una oportunidad para que las empresas extranjeras entren', afirma Adriano Pires, director del Centro de Infraestructuras, una consultora especializada en energía con sede en Río de Janeiro.

De la inversión prevista para este año en Brasil Repsol va a destinar al desarrollo de Albacora Leste 57 millones de dólares. La española posee el 10% de este campo, que según las previsiones, debería alcanzar una capacidad plena de 180.000 barriles por día, una cantidad nada desdeñable teniendo en cuenta que la producción total de Brasil es de 1,9 millones de barriles diarios. De hecho, la entrada en funcionamiento de Albacora Leste consolidó la recién alcanzada autosuficiencia brasileña en petróleo.

El desarrollo de esta plataforma va a requerir una inversión de 1.980 millones de dólares y a la petrolera española corresponden 198 millones, de los que ya ha aportado casi 150 millones. Repsol entró en el mercado brasileño en noviembre de 1997 y hasta este año ya ha invertido en el país 566 millones de dólares, de los que 267 millones se aplicaron en 2005.

Casi nueve años después de su entrada en Brasil, Repsol consigue ahora la operación integrada, pues además de la exploración y la producción, también opera en refino y distribución.

La empresa posee el 30% de la refinería Alberto Pasqualini, en Río Grande do Sul, además participa en la refinería de Manguinhos, en Río de Janeiro. Pero mientras que en la primera se prevé un aumento de la capacidad diaria, la segunda está cerrada. La competencia de Petrobrás es dura y minimiza la rentabilidad. 'Las refinerías son un mal negocio para las empresas extranjeras porque Petrobrás fija los precios de la gasolina y el gasóleo por debajo del valor de producción', señala Pires. En su opinión no hay razón ninguna para que Repsol mantenga sus operaciones en esa área, ni tampoco en distribución porque 'pierde dinero con ello'. No obstante, la participación de la española en este mercado es muy baja, en torno al 3%.

En cuanto a la exploración, la otra apuesta además de la producción, Repsol participa en 25 bloques, tras adquirir 16 nuevas áreas el año pasado en la 7 Ronda de Licitaciones de la Agencia Nacional de Petróleo.

Bolivia lleva la incertidumbre a los planes en la región

La nacionalización de los hidrocarburos de Bolivia ha cubierto de incertidumbre las previsiones para el mercado de energía en Suramérica. Los analistas creen que la decisión del presidente boliviano Evo Morales afectará a los países vecinos a la hora de recibir inversiones extranjeras. Si por un lado se teme que los inversores recelen de los Gobiernos de izquierda de la región, también se ve como una oportunidad para atraer los capitales que ya no desembocarán en el país andino. 'Si el Gobierno brasileño tomara medidas para atraer las inversiones extranjeras, muchas de las empresas que irían para Bolivia migrarían para Brasil. Es una oportunidad estupenda', apunta Adriano Pires, director del Centro de Infraestructuras.Las repercusiones de la nacionalización ya se notan en la política de Repsol en el resto del continente. Si cinco días antes de la medida el presidente en Brasil, João Carlos de Luca, anunciaba a la prensa las inversiones previstas, las órdenes ahora son de mantener silencio sobre cualquier operación en toda Suramérica.

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