El empleado del futuro no tendrá mesa propia
Para hacerse una idea de cómo serán los espacios de trabajo en los próximos diez años basta con echar un vistazo a las oficinas de PricewaterhouseCoopers (PwC) en Birmingham, la sede de Siemens en La Haya o el edificio inteligente de la multinacional NCR en Dundee (Escocia). Espacios vanguardistas, amplios y luminosos, interconectados hasta el último rincón con redes de datos, dotados de conexiones inalámbricas que controlan hasta el mínimo detalle y destinado a permitir que los empleados trabajen desde el lugar que quieran. Sin mesas asignadas, teléfonos fijos ni pilas de papeles. Con ordenadores personales de bolsillo, teléfonos móviles de última generación y espacios pensados para trabajar en equipo.
'La tecnología facilita que la gente pueda trabajar en equipos y en espacios abiertos', explicó ayer Philip Ross, consejero delegado de Cordless Group, durante unas jornadas sobre el entorno profesional del futuro, organizadas por Aguirre Newman. Ross dibujó un escenario laboral a diez años vista en el que las nuevas tecnologías liberarán definitivamente al trabajador de escritorios, cables de teléfono, pesadas impresoras y ordenadores voluminosos. 'La gente ya no trabaja detrás de los escritorios. Los estudios demuestran que en la mayoría de las empresas muchas mesas están vacías a menudo. Tener una extensión de teléfono unida a una mesa en una habitación es algo arcaico en la era de las comunicaciones rápidas', señaló.
En esa carrera por liberar a los profesionales de la cadena que les une a la pata de la mesa, la competencia entre las empresas de nuevas tecnologías es ya feroz. Así, Ross enumeró algunos de los dispositivos que ofrece actualmente el mercado para trabajar desde el lugar que el usuario elija. Desde teléfonos móviles de que incorporan blackberry, a ordenadores que integran telefonía móvil, bolígrafos digitales que vuelcan en el ordenador los textos escritos manualmente o teléfonos con forma de bolígrafo que reconocen los número que el usuario apunta en un papel. Además, y gracias a la tecnología IP, los profesionales pueden realizar llamadas de un lado al otro del planeta de forma prácticamente gratuita. 'Ahora la gente puede trabajar desde donde quiera. Son libres para elegir, porque son conscientes de que la sede de una empresa ya no está unida necesariamente a un grupo de ladrillos y cemento', añadió.
'Tener una extensión de teléfono unida a una mesa en una habitación es arcaico'
Un buen ejemplo de ello es el caso de la aseguradora holandesa Interpolis. En la sede de la compañía ningún trabajador posee escritorio individual, sino únicamente un maletín con un portátil, un teléfono móvil y demás elementos de trabajo. El espacio de las oficinas está dividido en salas de reunión, zonas de café, áreas de investigación y pequeños cubículos equipados con escritorio, silla y ordenador pensados para aquellos usuarios que necesitan concentración.