Tag Heuer rediseña su negocio en España
La cabeza visible y presidente de Tag Heuer, Jean Christophe Babin, no está solo en su tarea de fortalecer la marca suiza en los cinco continentes. Los actores Brad Pitt y Uma Thurman también le apoyan como embajadores de la marca en todo el planeta dando a conocer las señas de identidad de la empresa basadas en el glamour y en el apoyo al deporte.
El directivo, que presentó ayer en Barcelona el nuevo modelo de la firma, el Carrera Calibre 360, elaborado en oro rosa, tiene en mente fortalecerse en el mercado español. 'Es un país importante. A pesar de tener ya una posición firme aquí prevemos crecimientos por encima de dos dígitos', explica en un entrevista con Cinco Días.
La compañía dispone en la actualidad de 330 puntos de venta distribuidos por toda España, pero quiere reducirlos a 300 a medio plazo. Los criterios que la compañía pretende poner en marcha para lograr su objetivo es encontrar mejores localizaciones para los puntos de venta de sus productos o lograr mayor implicación del minorista.
Tag Heuer es el cuarto fabricante mundial del sector por detrás de Rolex, Omega y Tissot. La compañía quiere pisar el acelerador y situarse, aunque sin prisa, entre los tres primeros. 'En los negocios como en los deportes hay que ser el primero, pero más importante es ver como se progresa', indica el directivo.
Babin recuerda que la firma ocupaba en 1980 el puesto número 40 en el ranking del sector y tenía una cifra de negocio de dos millones de francos suizos. Aunque el gran grupo de lujo francés LVMH adquirió la relojera en 1999, la empresa suiza 'continua siendo fiel a su ADN', apunta.
Gafas de sol
Manteniéndose en su negocio tradicional, Tag Heuer ha querido explorar nuevas vías. 'Nuestra prioridad es avanzar en relojes, ya que el mercado tiene mucho potencial. Otro segmento que hemos desarrollado y queremos seguir explorando es el negocio de óptica y gafas de sol', indica. El presidente de Tag Heuer no descarta avanzar en su diversificación en los próximos 3 o 4 años.
A diferencia de otras marcas de lujo que se están introduciendo con fuerza en el mercado asiático y dependen en exceso del creciente gusto por el lujo en países como China, Babin se enorgullece de que la empresa que representa no dependa en exceso de esta zona. 'Para nosotros ya no es un mercado emergente. Somos una marca mundial. Un tercio de negocio se queda en Europa, el otro en Estados Unidos y el restante en Asia', indica.
La firma relojera no es ajena a la piratería, aunque tiene armas para combatirla. 'El hecho de formar parte de un gran grupo como LVMH garantiza unas armas que se pueden plasmar en acciones judiciales o cierres de fábricas en los países donde se origina como China, Taiwan o Corea', explica Babin.
Bienvenida la competencia
La irrupción de las tradicionales marcas de moda de lujo, como Dior, Gucci, o Dolce & Gabanna, en relojería no le preocupa a Babin. 'El mercado de los relojes de alta gama (más de 600 euros) es reducido, de aproximadamente ocho millones de relojes', indica. En su opinión, un mayor número de marcas en este mercado implica que más consumidores se interesen por los relojes de calidad y con el paso del tiempo se decanten por uno de mayor calidad y 'un diseño que no pase de moda', indica el presidente.Los relojes fabricados por las marcas que tienen en la moda su principal actividad se sitúan en torno a los 200 euros, mientras que los que fabrica la compañía Tag Heuer oscilan entre los 500 y los 4.000 euros.