_
_
_
_
Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El reparto de la tarta

La participación de los beneficios empresariales en el producto interior bruto de Estados Unidos está cerca de los máximos de los últimos 40 años. Según las cifras de JPMorgan, este porcentaje está ahora por encima del 11%. Si es mejor que el valor añadido se quede en las arcas de las empresas respecto a los bolsillos de la fuerza laboral es algo que no toca hoy analizar. Pero sí la implicación de este hecho sobre la realidad de los mercados.

JPMorgan alerta de la consecuencia más obvia: si esta proporción está en máximos históricos no puede subir mucho más. Y si la parte de los beneficios en el PIB se mantiene estable o aumenta a paso lento, el aumento global de los beneficios empresariales no puede crecer mucho más que el PIB nominal, el que no ajusta el efecto de la inflación.

De este modo, el crecimiento de los resultados rondará este ejercicio el 6%. Y siguiendo con esta línea argumental -si bien JPMorgan se queda ahí-, las Bolsas de Estados Unidos no podrían subir mucho más allá de esta cifra sin encarecerse en términos de PER. Algo que, por supuesto, no es descartable, pero que se antoja complicado en un entorno de tipos de interés al alza.

No quiere ello decir que la Bolsa esté a un paso del precipicio. En realidad, sólo pone números a un pálpito que todo el mundo con un cierto sentido común tiene: que todos los movimientos de la Bolsa, si bien al principio se autoalimentan por el efecto contagio, también llegan tarde o temprano a un punto de agotamiento.

Otra forma de verlo es considerar que la relación histórica entre resultados empresariales y producción puede verse alterada por ese cajón de sastre -en el que por pereza se mete aquello que no se quiere explicar- que se llama globalización. Ya se sabe cómo son los economistas, incapaces de decir una cosa sin pasar a continuación a argumentar en el sentido contrario.

Archivado En

_
_