Nuevo escenario para Endesa tras la sentencia del Supremo
La decisión del Tribunal Supremo de suspender cautelarmente la opa de Gas Natural hasta dictar la sentencia definitiva sobre el recurso presentado por Endesa contra el Gobierno, es la más importante de las batallas que los administradores de la eléctrica han ganado en una contienda que va camino de ocho meses. A la compañía que preside Manuel Pizarro le ha llevado su tiempo marcarse algún tanto (ya tiene en su haber otra suspensión temporal dictada por un juzgado mercantil de Madrid) y es que la justicia, incluso la cautelar, es lenta. Endesa ha hecho su mayor apuesta contra la opa en el ámbito de los tribunales porque, según las malas lenguas, dado el cariz conservador de los jueces, 'es en ellos donde los gestores de la eléctrica se encuentran más seguros'.
Sea como fuere, el gran triunfo judicial de Endesa está ahí y así lo celebraron el viernes en la sede madrileña de Ribera del Loira. Aun falta por conocer los argumentos jurídicos del auto del Tribunal Supremo, que podría publicarse a finales de esta semana, pero fuentes jurídicas avanzan que, con probabilidad, éste no entrará en si la concentración Gas Natural-Endesa perjudica o no a la competencia (el Gobierno entiende que no hay perjuicio si se cumplen las 20 condiciones que impuso), pero sí en cuestiones de forma o procedimiento del acuerdo del Consejo de Ministros. En este sentido, Gas Natural, que intenta disimular su desmoralización con la consigna 'quien resiste gana', confía en lo acaecido en Alemania con la fusión Eon-Ruhrgas. Esta operación también fue aprobada por el gobierno alemán pese a la oposición de la Oficina Federal de la Competencia. Más tarde, la decisión del Ejecutivo fue asimismo recurrida. Sin embargo, la situación no es comparable, pues las denunciantes fueron en ese caso otras empresas competidoras del sector con las que Eon llegó a acuerdos parciales para la retirada de demandas. Por el momento, el Gobierno recurrirá a su derecho de súplica, pero nadie le otorga posibilidades de éxito.
Aun con todo, el triunfo judicial ante el Tribunal Supremo va a ser de difícil gestión para la eléctrica. Al fin y al cabo, es un nuevo caramelo envenenado para sus accionistas que pueden verse impedidos a acudir a la opa de Eon (a 27,5 euros por acción), por estar ésta vinculada en el tiempo a la de Gas Natural, y podrían reprochar a los gestores de la compañía su decisión. En el caso de las cautelares decididas hace varias semanas por una juez mercantil (que impuso, igual que ahora el Supremo, un aval de mil millones), Endesa encontró una salida 'perversamente inteligente' al problema, al comunicar a la CNMV que se reserva el derecho de retirar su petición de suspensión cautelar si en algún momento ésta impide avanzar a la opa de Eon (cuando se apruebe el folleto de la alemana, el regulador ha advertido que la prorrogará indefinidamente, hasta que la de Gas Natural la quede liberada judicialmente).
Por el momento, el Gobierno recurrirá a su derecho de súplica, pero nadie le otorga posibilidades de éxito
¿Hará lo mismo en este caso Endesa o se arriesgará a que la creencia del mercado en el fracaso de cualquiera de las opas devuelva la cotización de sus acciones a los niveles del último verano? Ardua tarea y responsabilidad para el vasto equipo jurídico de la eléctrica al que, incluso el enemigo, reconoce su gran brillantez estratégica, a pesar de la posición favorable a la eléctrica que se atribuye a los jueces.
Llegados a este punto, el callejón sin salida en el que se encuentra la operación está determinando que desde diversos sectores se recomiende el pacto como única salida. Un pacto al que algunos medios han otorgado cuerpo, pero que, de momento, es sólo etéreo. Cuestiones esenciales para un acuerdo podrían ser las siguientes: qué hay que pactar, quiénes deben pactar y cómo se puede llegar a un acuerdo político sin infringir la legalidad a la que está sometida una operación de mercado de dimensión internacional. En el primer caso, es esencial saber si se quiere volver a la situación del 5 de septiembre; si el objetivo sigue siendo fusionar Gas Natural con Endesa, marginando a la alemana o si, por el contrario, hay que hallar una solución salomónica para contentar a todos y evitar la rendición (inevitable) de alguna de las partes.
Para cualquier camino resulta imprescindible que haya un consenso dentro del propio Gobierno, que, según todos los indicios, hoy no existe. También (algo que se ha intentado sin frutos desde Moncloa) un acercamiento al PP, al menos, para obtener la no beligerancia de este partido ante algún tipo de arreglo. Por el momento, la condición que impone este partido, y el propio Pizarro, es la retirada de la opa de Gas Natural, posibilidad que, legalmente, sólo está manos de la CNMV. Además, hay otras incógnitas: ¿Cuál sería el papel de Eon que, con poco que perder, dejó claro el primer día que tiene todo el tiempo para comprar Endesa? ¿Y el del resto de las empresas españolas del sector?
Por lo pronto, la Comisión Nacional de la Energía se debate entre vetar la opa de la alemana, para lo cual no parece encontrar razones jurídicas, o si la autoriza con duras condiciones. Pero ¿qué son duras condiciones para una compañía que no tiene nada en España? ¿Qué sólo pueda adquirir, por ejemplo, un tercio de Endesa en España y todas sus filiales extranjeras sobre las que la CNE no tiene potestad? Esto podría parecer, incluso, un gran negocio para la opante.
En cualquier caso, los frentes son diversos y complicados y en el juego de cualquier posible pacto, el Gobierno sabe que algunos jugadores tienen muchas cartas y otros cada vez menos. Y que, quizás, no sea posible una partida en alemán y español al mismo tiempo.