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La sociedad secreta de Ferrari tiene 29 miembros y muy ricos

El fabricante italiano ofrece un trato de pilotos de Fórmula 1 para sus clientes más selectos

Michael Fux pagó 1,8 millones de dólares más impuestos para sumarse a la sociedad más selecta y secreta del mundo dedicada al vértigo de la velocidad. No hay tarjeta de miembro. A cambio, Fux, fundador de la fábrica de colchones estadounidense Sleep Innovations, entra al garaje de su casa de Miami y despierta su Ferrari FXX, de fibra de carbono. Es uno de los 29 coches que el fabricante italiano distribuyó recientemente entre un grupo de riquísimos personajes desde Tennessee hasta Tokio, conocido como el Ferrari client test driver club, o club de pilotos de prueba para clientes de Ferrari.

El FXX es tan potente que la Oficina de Aire y Radiación del Ente de Protección Ambiental de EE UU (EPA) controla todas sus importaciones. 'Una vez que está legalmente en EE UU, les corresponde a las autoridades asegurarse de que el vehículo se usa solamente en una pista de carreras', explica Dave Ryan, portavoz de EPA. En cuanto a quién lo maneja, Ferrari no revela nombres.

Para Fux, de 62 años, la pista es el único lugar prudente para probar el FXX. Con velocidades superiores a los 386 kilómetros por hora, el FXX no es un juguete para ejecutivos de Wall Street con grandes gratificaciones. Ferrari fabrica cinco modelos para clientes y el FXX no está entre ellos. 'Uno no va a un concesionario Ferrari y pide un FXX', explica Fux, propietario de una docena de Ferraris. 'Ellos nos contactaron tras una prolongada y privada revisión de clientes'.

El fabricante italiano ha recibido más de 60 peticiones de clientes interesados, pero limita la entrada al club para asegurar la calidad del servicio y de la asistencia

El ingeniero y director de producción de Ferrari, Giuseppe Petrotta, dice que han recibido más de 60 llamadas de clientes solicitando ingresar en el club desde 2004, cuando su equipo empezó a planear el proyecto para entregar el coche este año.

'El FXX nos da la oportunidad de probar nuevos Ferraris con nuestros clientes', dice Petrotta mientras prepara el FXX rojo de Fux para la pista de Homestead Miami Speedway. 'Tenemos que limitar la cifra de dueños a 29 porque sumar más afectaría a la calidad del servicio, asistencia y hospitalidad que podemos proveer'.

Además, la discreción de los clientes es vital. 'Los dueños del FXX conocen muchos secretos técnicos de Ferrari que a nuestra competencia le gustaría tener', explica Petrotta.

A cada FXX le corresponde un equipo de cinco mecánicos de Ferrari y datos personalizados sobre manejo y entrenamiento del piloto estrella de la escudería, Michael Schumacher. Con el Ferrari los propietarios reciben tres enormes baúles de metal repletos de cascos especiales, trajes de carrera a prueba de fuego, zapatillas rojas de carrera y un manual de instrucciones de más de 300 páginas en una carpeta con tapas de fibra de carbono.

Preston Henn es otro privilegiado miembro del club y comparte pista con Fux. Dice que hay coleccionistas dispuestos a pagar 10.000 dólares sólo por el manual. En cuanto al coche, 'ya me enteré de ofertas de 4 millones', dice. 'El dueño tiene derecho a vender su coche, pero, si no aprobamos la venta, el nuevo dueño no pasa a ser miembro del club', dice Petrotta. 'No tendrá ni asistencia ni mecánicos'.

'æpermil;ste es el mejor de todos mis coches', dice Fux tras dar unas vueltas en el circuito. 'El problema es que no lo puedo conducir fuera de aquí'.

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