Una molécula descubierta por españoles cotiza en EE UU
Una molécula contra la obesidad descubierta por investigadores españoles cotiza en Estados Unidos
Te va a llamar Rosenwald' le dijeron un día de 2001 a Marià Alemany, catedrático de Bioquímica de la Universidad de Barcelona. '¿Y a mí qué?', se preguntó el científico español, que desconocía entonces que Lindsay Rosenwald es uno de los mayores inversores en biotecnología del mundo, asiduo a las listas Forbes.
Lo que atrajo la atención de Rosenwald fue una molécula descubierta por el equipo de investigación de Alemany hacia 1994, la oleoy estrona. Esta molécula informa al cerebro de la cantidad de grasa del cuerpo y dependiendo de esa información el cerebro acelera o frena el consumo de calorías. En ella, confían los investigadores de la Universidad de Barcelona, puede hallarse por tanto un remedio contra la obesidad.
A diferencia de Rosenwald, numerosas empresas farmacéuticas, de alimentación y organismos públicos desconfiaron del descubrimiento de Alemany. Sin embargo Lindsay Rosenwald creó en 2002 una compañía que tenía como único producto las expectativas de venta de la oleoy estrona convertida en fármaco contra la obesidad. La empresa, Manhattan Pharmaceuticals, cotiza en el mercado estadounidense Amex y hoy en día cuenta con otros medicamentos en pruebas; podría decirse que Manhattan Pharmaceuticals es una versión estadounidense de PharmaMar (la filial biotecnológica del grupo español Zeltia).
Marià creó la empresa Oleoy Estrone Development a través de la cual vendieron la patente de la molécula al inversor estadounidense. Este fue el trato: Oleoy Estrone Development tendría el 20% del capital de Manhattan Pharmaceuticals y la empresa española recibiría hasta 9,5 millones de dólares en base a los hitos que fuera logrando. Joan Pons, que accedió al equipo español para buscar financiación, tendría un asiento en el consejo de administración de Manhattan Pharmaceuticals.
En la actualidad la participación de la firma catalana en el accionariado de la estadounidense es del 7% tras haber acometido diversas ampliaciones de capital. Y Oleoy Estrone ha recibido 250.000 dólares por haber superado la Fase I de investigación del fármaco (250.000 más si superan la próxima fase; 750.000 dólares más si acceden a la Fase III de investigación y seis millones de dólares si llega a comercializarse el medicamento).
La compañía estadounidense está a punto de anunciar la entrada en Fase II de investigación de la molécula contra la obesidad. Lo que supone que se valorará la efectividad del medicamento en humanos. Marià confía en que lo superará: él fue el primero en probar la hormona.
'Pesaba 170 kilos y me encontraba ya en una situación de salud límite', recuerda Marià. 'Y decidí tomar la molécula que habíamos descubierto. Esparcía los polvos en bocadillos que me hacía; no se lo dije a nadie', dice. 'Adelgacé 40 kilos' afirma. El catedrático de Bioquímica indica que en un momento dado el compuesto dejó de hacerle efecto. 'Descubrí que el estrés, al producir cortisona, bloquea el efecto de la oleoy estrona y dejé de tomarla'.
A diferencia de otros medicamentos o de otros tratamientos como las dietas, la oleoy estrona tiene otro valor añadido. Según sus descubridores el efecto permanece, es decir, la persona no vuelve a engordar una vez que deja de tomarla.
Pero la oleoy estrona tendrá que superar algunas pruebas. Al ingerirla el intestino la descompone y por un lado queda la estrona y por otro el ácido oleico. La estrona se puede convertir en estradiol, la principal hormona femenina. Para paliar el efecto de la estradiol hay que encontrar el ritmo al que hay que tomar la oleoy estrona: durante dos o tres semanas, interrumpir las tomas durante un mes y volver al primer tratamiento, estima Marià.
Qué es la enfermedad y qué es la oleoyl estrona
¿Qué es la obesidad? Para la OMS se trata de un grave problema que junto al sobrepeso afecta a cerca de 1.000 millones de personas. La obesidad se refiere a la grasa corporal excesiva, mientras que el sobrepeso alude al exceso de peso en relación con la altura, según el Consejo Internacional de Enfermeras.El equipo de Alemany inició sus investigaciones basándose en el pensamiento de que el nivel de gordura de una persona debía estar más relacionado con el tratamiento de la información recibida por el cerebro que con el comer más o menos. 'Uno engorda porque lo decide el cerebro', dice Alemany. La estrona, una hormona que fabrica el tejido adiposo, debía ser la clave. Los investigadores españoles probaron la estrona en animales, pero estos engordaban, en lugar de adelgazar. Para lograr el efecto deseado Alemany hizo una síntesis química con el ácido graso oleoyl dando como resultado la oleoyl estrona.
Por qué en la pequeña isla de Samoa el 70% de la población es obesa
Tradicionalmente se ha pensado que la obesidad afecta a las sociedades más ricas. Pero esto no es así; según la OMS la obesidad afecta igualmente a EE UU que a países como Egipto, Malta o México. Muy relevante es el caso de la pequeña isla de Samoa, en el Pacífico, donde más del 70% de su población es obesa. En opinión de Marià esto fortalece su opinión de que la gordura depende de algo más que de lo que se come.Para el investigador español, los habitantes de Samoa han estado sometidos históricamente a ciclones, huracanes y hambrunas, a las que han sobrevivido los que genéticamente estaban más preparados, y también con mayores reservas de grasas. Los descendientes de estos supervivientes alcanzaron la segunda mitad del siglo XX con unos cuerpos capaces de acumular mayores cantidades de grasa. Pero los hábitos occidentales, la televisión y el estrés han trastocado la información cerebral destinada a la quema de calorías.