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Tribuna
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Mujer y empresas de trabajo temporal

Si atendemos a las estadísticas, el empleo femenino ha experimentado grandes avances, sin embargo, y pese a que en la actualidad la tasa de actividad de este colectivo está cerca del 47%, aún estamos muy alejados de la tasa de actividad masculina (70%), de la media europea (55,1%) y del 60% establecido como objetivo por la Estrategia de Lisboa.

A la todavía escasa participación de la mujer en el mercado laboral, se une que las mujeres representan más del 60% del paro registrado en España y que es uno de los colectivos más afectados por la excesiva temporalidad. En la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal, estamos convencidos de que nuestra actividad puede ser parte de la solución a estos desajustes y podemos colaborar activamente en su solución.

Sólo en 2005, nuestro sector suscribió cerca de un millón de contratos a mujeres. Esto significa que cerca de 300.000 mujeres accedieron a un empleo a través de una ETT y que, 90.000 pasaron a trabajar de forma estable en la empresa usuaria, según el Centro de Predicción Económica de la Universidad Autónoma de Madrid (Ceprede). En sólo tres años, la contratación de mujeres vía ETT se ha incrementado un 49% y ha llegado al 45% del total de los contratos de este sector.

Según nuestra experiencia, las ETT aumentan considerablemente la probabilidad de que una mujer, sean cuales sean sus circunstancias personales y familiares, encuentre un puesto de trabajo adaptado a sus necesidades con todas las garantías. Estas empresas siempre han impulsado el contrato a tiempo parcial como fórmula para facilitar la conciliación de la vida laboral y personal. En 2005, el 27% de los contratos del sector fueron a tiempo a parcial, un 5% más que el total de contratos parciales que se firmaron en España. Es decir, somos la punta de lanza de esta modalidad de contrato, uno de los ejes básicos de la Estrategia de Lisboa. Países como Holanda han apostado fuertemente por el contrato a tiempo parcial como mecanismo para conciliar vida laboral y personal, y ahora más del 70% de las trabajadoras están bajo esta modalidad.

Pero lo más importante para nosotros es que ya son las propias mujeres las que reconocen nuestra labor. Según la encuesta de satisfacción realizada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, las mujeres son quienes muestran mayores índices de satisfacción con la labor de intermediación que ejercemos diariamente. Podemos concluir que somos una puerta de acceso al empleo con garantías para este colectivo, un puente hacia el empleo estable, facilitamos la conciliación de la vida laboral y familiar y, las mujeres valoran nuestra labor. Pese a ello, las ETT sólo gestionaron en España el 14,16% de los casi siete millones de contratos temporales que se suscribieron a mujeres en 2005. Las barreras que aún padecemos en algunos sectores o las ilegales limitaciones en convenios que aún se mantienen, nos impiden colaborar más en la plena integración de este colectivo en el mercado laboral.

Cada año conmemoramos el Día de la Mujer Trabajadora. No olvidemos que surge porque ese día de 1908 más de cien trabajadoras fallecieron en el incendio de una fábrica textil de Nueva York. Nuestro sector se consolida también como vector de cultura preventiva. El informe de la Comisión de Expertos para el Diálogo Social, emitido el año pasado a petición del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, expresa que la siniestralidad de los trabajadores y trabajadoras de las ETT es notablemente inferior a la de los temporales directos. Esto es fruto de una suma de buenas prácticas entre las que que pesa mucho que éste sea uno de los sectores que más invierte en formación para prevenir riesgos laborales.

En nuestra opinión, la participación generalizada de la mujer en el mercado de trabajo es un factor de progreso y de crecimiento social y económico que atañe a toda la sociedad y por el que todos estamos obligados a hacer un esfuerzo. El hecho de que un porcentaje cada vez mayor de mujeres acudan a nuestras oficinas nos anima a redoblar esfuerzos y asumir con responsabilidad una función, también de justicia, que esperamos nos permitan ampliar en un futuro próximo los responsables políticos.

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