La francesa Veolia se vuelca de nuevo en España tras digerir la ruptura con FCC
El gigante francés Veolia Environnement vuelve a competir en España. Tras su peculiar experiencia como accionista en FCC y algo más de un año después de la ruptura, el grupo especializado en servicios medioambientales centra ahora sus esfuerzos en el negocio de gestión de agua y no descarta adquisiciones para recuperar su peso en este negocio creciente.
Los directivos de la constructora FCC, que controla Esther Koplowitz, presumen, cuando se presenta la ocasión, de que ellos y la compañía se sienten liberados tras romper en julio de 2004 con su socio francés Veolia. Pero parece que la liberación ha sido mutua. Algo más de un año después de la ruptura definitiva el gigante galo ha vuelto a poner el mercado español en su punto de mira tras un periodo de pausa forzosa. Y pretende ser un duro competidor, entre otros, para su ex participada FCC.
La gestión del agua -desde el abastecimiento, la depuración, la reutilización y, por supuesto, el plan de desaladoras del Ministerio de Medio Ambiente- centra ahora su apuesta. Veolia, que llegó a ser el segundo grupo en este negocio tras el número uno, Aguas de Barcelona (Agbar), quiere recuperar posiciones. Aunque lleva 32 años en España, lo que fue Générale des Eaux y luego Vivendi Environnement -incluida la etapa hoy maldita del astro caído Jean-Marie Messier- ha tenido que recomponer equipos y estructura para competir de nuevo con fuerza. El divorcio con la compañía de Koplowitz se saldó en metálico, no en negocio, por 1.100 millones.
Para acelerar el ritmo de crecimiento, Veolia Agua analiza las 'oportunidades de compra' en su sector, señala Frédéric Certain, consejero delegado de la compañía. De hecho, pujó hace meses por Pridesa, filial de la eléctrica RWE especializada en desalación, que finalmente compró hace unas semanas Acciona. Y no se descartan nuevos movimientos. La filial del gigante francés de servicios medioambientales prepara, además, una campaña de imagen que selle la vuelta al mercado de Veolia.
æpermil;sta ha sido seguida de cerca por algunos de sus rivales en el negocio del agua, especialmente las grandes constructoras a través de sus filiales. La división del gigante francés ha estado presente en algunos de los últimos grandes concursos convocados por ayuntamientos, como el de Santander, que se adjudicó Aqualia (filial de FCC) o Santa Cruz de Tenerife. Y se prepara para más.
Pero una de las oportunidades con mayor potencial es el plan del Gobierno para poner en marcha 25 desaladoras, en el marco del programa AGUA. La inversión supone 3.900 millones, un negocio muy goloso para los grupos de construcción y servicios, como FCC, OHL (con Inima), Sacyr (con Sadyt) o Acciona. Certain es consciente de esta competencia, hace unos años inexistente, pero exhibe la 'especialización de Veolia, sobre todo en la tecnología de desalación, así como de reutilización de agua para riego, entre otros usos'.
Como muestra de la importancia de este negocio hoy emergente, Veolia tiene instalado en España el centro de decisiones y seguimiento de proyectos de desaladoras para todo el mundo. 'El 85% de la producción de agua desalada de Europa se concentra en el mercado español', señala Certain.
Aunque Israel es otro de los focos importantes al que FCC y OHL están muy atentos. Veolia Water se adjudicó en enero una de las dos desaladoras en proyecto, en concreto, la planta de Ashkelon, que es la mayor del mundo, con un volumen de negocio de 1.500 millones durante 25 años.
Unifica sus marcas
El grupo francés está en proceso de unificar las marcas de sus filiales de agua, energía (Dalkia), transporte (Connex, que comparte con FCC) y medio ambiente en España. A cada una le precederá el nombre de la matriz Veolia, como ha hecho en la estructura mundial.
Cuatro años de unión con final accidentado
El matrimonio de cuatro años entre la francesa Veolia Environnement -filial que estuvo bajo el mando directo del presidente de Vivendi, Jean-Marie Messier, quien acabó su carrera tras ser acusado de manipulación contable- y Esther Koplowitz en FCC fue difícil. Una vez roto lo han admitido las dos partes. La tercera constructora española y el número uno en servicios medioambientales del mundo tenían objetivos diferentes. Una, la diversificación a otros negocios y la expansión que se frenó por Veolia, según FCC. Mientras, la compañía francesa buscaba crecer en su mercado con su especialización. Finalmente, Veolia salió del capital en 2004 y forzó a Koplowitz a buscar nuevos socios. De aquella unión, sin embargo, quedan una alianza en transporte a través de Connex y la filial de servicios medioambientales en Latinoamérica, Proactiva, que siguen dando frutos.