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Tribuna
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La política monetaria 'sosa' de Bernanke

La volatilidad macroeconómica y de tipos de interés ha disminuido notablemente desde mediados de los años ochenta y especialmente durante la última década. Ello es atribuible a que los shocks económicos son ahora más suaves, ha mejorado la gestión de inventarios y además la política monetaria es más transparente.

De hecho los bancos centrales llevan tiempo tratando de incrementar la claridad en su comunicación de política y actividad monetaria hacia los mercados. Si han tenido éxito en este empeño entonces la política monetaria debiera ser ahora más predecible y por lo tanto capaz de limitar la volatilidad financiera y macroeconómica. Esta mayor estabilidad debe proporcionar soporte al crecimiento económico.

Mervyn King, el gobernador del Banco de Inglaterra, en un discurso ingenioso pronunciado en el año 2000 ya aseguraba: 'Espero que ahora entiendan por qué nuestra ambición es ser tan aburridos. Nuestro objetivo es mantener la estabilidad económica. La fama de ser aburridos es una ventaja. Si el amor es no tener que decir nunca lo siento, entonces la estabilidad es nunca tener que ser emocionante'. El mismo Ben Bernanke, actual presidente de la Reserva Federal, ya ha expresado el mismo deseo para que su dirección de política monetaria resulte sosa.

De hecho esta institución ha realizado grandes avances desde el año 1993, cuando empezó a publicar las actas de las reuniones de los bancos federales.

En 1994 empezó a emitir notas de prensa tras cada reunión de los bancos federales y en 1995 se decidió a hacer público con cinco años de retraso las transcripciones de las reuniones que celebra.

En 1999 las afirmaciones entraron a formar parte de la política monetaria y en 2000 empezó a mencionar el 'balance de riesgos'; en 2003 empleó la frase 'por un considerable periodo de tiempo', y ya en 2004 esta otra: 'A un ritmo mesurado'.

Si esta comunicación hacia los mercados ha sido efectiva, entonces las expectativas respecto a los tipos de interés implícitas en los contratos de futuros de los fondos federales deben ser indicadores fiables de la evolución de la tasa efectiva de descuento de dichos fondos. De hecho es posible comprobar que la diferencia o error de predicción entre ambas ha venido disminuyendo desde 1989, hasta el punto de que actualmente se encuentra en los mínimos desde que se crearon los contratos de futuros sobre fondos federales en 1988.

Además resulta especialmente significativo que este error de predicción haya disminuido incluso en los periodos de cambio de política monetaria, es decir en las etapas de ajuste de tipos de interés, cuando tiende a aumentar la volatilidad en los mercados financieros.

En conclusión, la Reserva Federal de Estados Unidos parece haber tenido éxito en facilitar que la política monetaria sea más transparente. De manera que para los inversores en renta fija lo que resulta clave es adelantarse a sus declaraciones, porque una vez que esta institución bancaria central se ha pronunciado resulta que es sencillamente demasiado tarde.

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