'La imaginación también escribe la historia'
El escritor mexicano Ignacio Solares presenta 'La invasión'
Ignacio Solares nació en Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos, una circunstancia determinante en su literatura. De la relación entre los dos países hablaba en Columbus y vuelve a hacerlo en La invasión, novela que tiene como telón de fondo la intervención norteamericana de 1847, episodio fatídico en el que México perdió la mitad de su territorio. 'En la frontera se puede ver la opulencia y la miseria y, sobre todo, la humillación', observa Solares, que acaba de presentar en España su última novela. 'Es inevitable que uno escriba de lo que le duele'.
Abelardo, un periodista de ese tiempo, narra los hechos que le tocaron vivir durante los aciagos días del sitio. Es un periodo del que hay muy poca información. 'La ventaja del novelista es que puede llenar con imaginación los huecos que deja la historia. Estoy convencido de que también la imaginación escribe la historia', comenta el autor.
Todo lo que acontece en La invasión, editada por Alfaguara, está basado en hechos reales. Las crónicas de Guillermo Prieto y especialmente los periódicos de la época han ayudado a Ignacio Solares a ambientar ese tiempo, la vida cotidiana. Su interés era imaginar lo que implicaba tener en la ciudad a un yanqui apostado en cada esquina, dispuesto a utilizar el látigo contra sus habitantes, recrear la atmósfera de una ciudad a punto de ser invadida, la tensión de la espera. 'Como en La peste de Camus, mostrar la sensación de que va a llegar una plaga a la ciudad y la va a devastar', añade.
'Un autor no es dueño de sus temas, como no lo es de sus sueños'
Abelardo, narrador de la historia motivado por su esposa, una mujer que representa el avance femenino del siglo XX, habla de sus dudas y miedos ante el peligro inminente y también por la pasión que siente por su amada Isabel y la madre de ésta. El personaje es un símbolo de la ciudad de México. 'Sus miedos y dudas son los mismos que sufre la ciudad, incluso las señales premonitorias que descubre en el cielo anuncian el estallido del conflicto', revela el literato.
Puede que también algo suyo se haya reflejado en el personaje. 'De alguna manera uno no puede dejar de estar en ellos, aunque quiero pensar que se escapan, porque es el inconsciente el que dicta la historia. Un autor no es dueño de sus temas, como no lo es de sus sueños', asegura este escritor interesado en las teorías de Jung y Freud. Ignacio Solares muestra cómo a medida que avanza el poderoso ejército norteamericano, va surgiendo un sentimiento patriótico y de solidaridad, porque lo que la guerra logró fue que los mexicanos adquirieran una identidad nacional. 'Eso es cierto. La reacción del pueblo es la que determina la situación'.
Más de siglo y medio después México vive otro conflicto distinto con sus vecinos del norte. 'La frontera que nos une o nos separa es una herida que no se ha cerrado', señala el escritor. Ironías de la historia, ahora una de las preocupaciones de los norteamericanos es que los mexicanos les están invadiendo.
En La invasión, los paralelismos con la guerra de Irak son inevitables. 'Fue circunstancial. Lo que cuenta es la actitud imperialista de los yanquis. Es lo que salta a la vista, indudablemente'.
La literatura como escondite
Ignacio Solares ha encontrado en la literatura 'la mejor de las fugas posibles'. Distingue entre fugas ascendentes y descendentes. Entre éstas últimas, cuenta las drogas o el alcohol -es autor del reportaje Delirium tremens que reunía el testimonio de alcohólicos-. Fuga ascendente, en cambio, serían la música o la literatura. 'La literatura es el mejor escondite que he encontrado, como lector y como escritor'.El autor imparte en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) una clase que lleva por título Julio Cortázar y la literatura latinoamericana. Defiende que todo mexicano para encontrar su identidad tiene que leer Pedro Páramo, de Juan Rulfo, y La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. Encuentra, además, que la literatura mexicana actual 'está muy viva' y cita, a modo de ejemplo, el actual premio Cervantes, Sergio Pitol. Entre los autores españoles que le interesan, menciona a Muñoz Molina o Juan José Millás.Como nativo de Ciudad Juárez califica de 'espantosos' los crímenes de cientos de mujeres. 'Es una ciudad marcada por la tragedia, es como si tuviera un mal karma'. En su opinión, los trágicos sucesos están muy vinculados con el narcotráfico, determinante en la relación con los norteamericanos, que, insiste, son los que consumen la droga.