Política de puertas abiertas

Ambiciosos políticos a los dos lados del Atlántico enseñan los dientes por causas que van del pánico a propósito de los puertos en EE UU hasta el ataque de ansiedad europeo por las fusiones. Es buen momento para recordar lo bien que les ha ido a sus países y a otros por abrir sus puertas al comercio, el capital, los servicios y la personas (...).

Los líderes franceses, alemanes e italianos envidian el alto crecimiento económico y el amplio Estado de Bienestar de los países nórdicos, pero no quieren ver lo que lo hace posible. Estos países han desregulado sus mercados (...) y están abiertos al capital extranjero (...). El capital extranjero y el libre comercio también han mantenido a flote a los Estados de la UE más proteccionistas. Ningún país europeo tiene más barreras a la inversión extranjera que Francia (...). Pero los inversores, no obstante, se han movido a Francia, atraídos por su mano de obra altamente formada (...). Las multinacionales francesas, mientras, han florecido en el extranjero (...).

La globalización es un camino de doble dirección. Los países no pueden cosechas ventajas fuera y tratar de protegerse en casa. Puede que un día este mensaje cale en las reuniones de los líderes de la UE o en los pasillos del Congreso estadounidense. La prosperidad mundial depende de ello.