Mercado laboral global

Las portadas de la prensa del pasado fin de semana ponen de relieve el abismo que separa a países relativamente cercanos, incluso limítrofes, a pesar de la globalización de los mercados. Mientras los jóvenes subsaharianos se juegan la vida para llegar a Europa en busca de un futuro y un empleo que les garantice la subsistencia, los españoles expresan su rebeldía presente con un macrobotellón, y los franceses se aferran al pasado protestando contra el contrato de empleo juvenil de Villepin. El polémico contrato incluye un periodo de prueba de dos años durante los cuales el despido es libre. Algo que equivale, más o menos, al contrato temporal que existe en España desde hace más de 20 años. Villepin sabe que se juega su futuro político con este proyecto. Pero también es consciente de que Francia debe flexibilizar su mercado laboral si quiere sobrevivir en un contexto que, pese a las diferencias, es cada vez más global.