El peso de la inflación
La inflación correspondiente al mes de febrero, publicada ayer por el INE, se situó en un 4% (la inflación armonizada en el 4,1%), lo que supone un ligero descenso respecto al 4,2% registrado el pasado mes de enero, como consecuencia, fundamentalmente, de la disminución del precio del crudo tipo Brent, el de referencia en Europa, que de 62,7 dólares/barril en enero ha caído a 59,7 dólares en febrero.
Para analizar las implicaciones de este dato conviene desagregar el índice de precios de consumo (IPC) total en sectores básicos que corresponden a mercados suficientemente homogéneos, atendiendo a sus diferentes características de oferta y demanda. La desagregación empleada distingue los siguientes sectores: alimentos elaborados (17%), bienes industriales no energéticos (30%), servicios (36%), alimentos no elaborados (8%) y energía (9%). Entre paréntesis aparece la ponderación de cada subíndice de precios sobre el IPC total actualizada en 2006, dado que con la publicación del dato de enero de 2006 se revisaron las ponderaciones para determinados niveles de desagregación, provenientes de la nueva encuesta continua de presupuestos familiares de periodicidad anual.
Con el nuevo sistema de IPC, implementado por vez primera con base 2001, anualmente se efectúa una revisión de las ponderaciones. No obstante, los pesos de 2006 son muy similares a los de 2005, con un ligero descenso de las ponderaciones correspondientes a los bienes alimenticios y a los industriales no energéticos, concretamente al componente de vestido y calzado, a favor del aumento del peso de los servicios y de los productos energéticos, que son los componentes más inflacionistas.
Mientras que Alemania incrementa su superávit comercial y Francia reduce su déficit, éste aumenta en España
Atendiendo a esta clasificación, el 4% de inflación total en febrero se divide en: un 3,4% de inflación en alimentos elaborados, respecto al 3,7% registrado en enero, componente que contiene el IPC de aceites y grasas -que el pasado mes de enero registró una tasa anual de 28,5% y aumentó en febrero a un 32,4%-. También el IPC de tabaco, que nuevamente observó en febrero una tasa anual negativa a pesar de la adicional subida impositiva, como consecuencia de la marcas de bajo coste. Un 1,5% corresponde a bienes industriales no energéticos, superior al 1,4% en enero, aunque este componente se está beneficiando de la globalización de la producción, como refleja la caída paulatina de la inflación en vestido y calzado iniciada en 2005 -cuya inflación anual cayó de un 2,1% en diciembre de 2004 a un 1,1% en enero de 2006, cifra en la que se ha mantenido en febrero- y que esperamos se mantenga esta tendencia en los restantes meses de 2006.
La inflación en los restantes bienes industriales no energéticos comenzó a aumentar en septiembre del pasado ejercicio, a raíz de los efectos indirectos derivados de la fuerte subida de los precios del crudo, pasando de tasas anuales negativas a positivas, tendencia que prevemos se intensifique en 2006. Un 3,8% corresponde a servicios, el mismo valor de enero; un 4,5% a alimentos frescos, respecto al 5,3% de enero, y un 13,3% a energía, respecto al 14,8% de enero, como consecuencia de la disminución del precio del crudo. Agregando los subíndices de precios de los tres primeros sectores -caracterizados por una evolución más suave y un mayor peso- se calcula la inflación subyacente, que se ha mantenido en febrero de 2006 en el 2,9% registrado en enero.
Eurostat publicará mañana la inflación armonizada de la zona euro correspondiente a febrero. Nuestra previsión es que la inflación anual total se sitúe en un 2,2%, que considerando la clasificación anterior, se desglosará en: un 1,9% en alimentos elaborados, 0,2% en bienes industriales no energéticos, 1,9% en servicios, 1,4% en alimentos sin elaborar y un 12,2% en energía. Los pesos de estos componentes para el conjunto de la zona euro son muy similares al caso español. La inflación subyacente se mantendrá en el 1,3% de enero. Salvo la similitud que muestra la inflación en los precios energéticos, para los restantes componentes el diferencial oscila entre el 1,2% y el 2,7%.
La ampliación del diferencial de inflación con los restantes socios comunitarios -la inflación alemana se ha mantenido en febrero en el 2,1% que lleva registrando desde diciembre de 2005, con una inflación subyacente del 0,7%- merma nuestra competitividad, como muestran los últimos datos de nuestro sector exterior. Mientras que Alemania incrementa su superávit comercial y Francia reduce su déficit, en España aumenta paulatinamente. El límite y la financiación del elevado déficit comercial constituye uno de los principales riesgos, a la vez que uno de los grandes enigmas, de nuestra economía.