Dinero para disipar las dudas
Con el tiempo sabremos si el ligero cambio en el sentimiento de mercado registrado en las semanas precedentes ha sido un episodio de prudencia por parte de los operadores o el inicio de una etapa de pesimismo. De momento los datos apuntan a la primera de las alternativas, pues la Bolsa está a un paso de los máximos.
La oleada de opas, lejos de remitir, cobra más fuerza a cada día que pasa. Da la sensación de que las empresas tienen miedo a quedarse fuera de la generalizada carrera por el tamaño que se ha emprendido en los últimos meses. Dado que cada día se anuncian dos o tres operaciones de cierto calado, los inversores creen ver ahí la respuesta a la pregunta de si la Bolsa está cara o barata.
Si hay dinero de por medio -el que ponen sobre la mesa las empresas opantes- poco importan los 'vientos de cara' a los que alude el último informe de Goldman Sachs, un informe que destila prudencia sobre un fondo positivo. A grandes rasgos, podría decirse que ese es el contexto de mercado actual. Los vientos de cara son las perspectivas de subidas de tipos de interés en Europa, la depreciación del euro y unas valoraciones que, a fuerza de subir, están cada día más ajustadas. Mas mientras dure el carrusel de opas estos elementos quedan en un segundo plano. Habrá que ver qué pasa cuando el flujo de noticias se enfríe.
Con todo, algunos mercados no se han librado de las pérdidas. Ha sido el caso de los emergentes, que la semana pasada sufrieron fuertes ventas ante la perspectiva de tipos de interés más altos en Estados Unidos. Tradicionalmente las alzas en el precio del dinero en el área dólar hacen mella en los mercados de más riesgo. Esto se debe a que, dado que la rentabilidad de las inversiones sin riesgo es mayor, el dinero tiende a abandonar los activos más peligrosos o, lo que es lo mismo, les exige más rentabilidad para no marcharse a otro sitio. Una señal de prudencia que resulta, incluso, tranquilizadora.