EE UU saca su cara más proteccionista
Washington fuerza a la empresa árabe DP World a deshacerse de sus intereses en el país amparándose en cuestiones de seguridad nacional
El proteccionismo, azuzado por una política en la que el miedo ha sido un gran protagonista en EE UU desde el 11-S, ha forzado a Dubai Ports World a tirar la toalla.
Dubai Ports World (DPW), la empresa pública del occidentalizado emirato de Dubai comunicó el jueves por la tarde que no tomaría posesión de las terminales de los puertos estadounidenses operados por la británica P&O, una empresa que adquirió recientemente por 6.800 millones de dólares. Según DPW, las terminales en seis puertos de la costa este de EE UU se transferirán a una 'entidad de este país'. La empresa cede así a la fuerte presión política en Washington que se ha opuesto a esta operación a pesar de que la Administración le hubiera dado todas la bendiciones.
Aún ayer no se sabía en qué consistía esta transferencia o qué compañía o empresa de capital riesgo se podría hacer con unos activos que a estas alturas pueden estar muy devaluados por la precipitación con la que se tiene que ejecutar una transacción que un día antes la empresa de Dubai negaba públicamente que contemplara. DP también había afirmado que sus intereses en EE UU no son los más importantes para su cuenta de resultados.
Los rumores apuntan a que sea una empresa de capital riesgo la que se haga con estas terminales porque apenas hay compañías americanas en este negocio. Las tres empresas estadounidenses más grandes del sector no han tenido contactos con DPW.
Estas empresas son pequeñas comparadas con las extranjeras que controlan la mayor parte de los puertos del país para sorpresa de los americanos que se han enterado de ello a raíz de esta crisis. La mayoría de los expertos creen que la transferencia a la entidad americana que sea puede ser un error en un sector muy globalizado y en la que la mayor parte de las empresas navieras están controladas por intereses extranjeros.
Para da una medida de hasta qué punto empresas no americanas están al mando del transporte, basta el ejemplo de la danesa Maerks, cuya filial americana es la que se encarga de las operaciones comerciales de la US Navy.
Los empresarios han puesto el grito en el cielo por este episodio de proteccionismo. La Business Roundtable, la mayor asociación empresarial, protestó desde el principio que el Congreso quisiera prohibir la entrada de los árabes, y la Cámara de Comercio pidió que 'la histeria no perjudique a la inversión extranjera en EE UU'.
Pero el problema de los puertos no ha sido económico sino que se ha politizado en un Congreso que ya está pendiente de las elecciones en noviembre. Los republicanos ya no practican la lealtad ciega al Gobierno, que aprobó el acuerdo de compra de P&O por DPW, porque Bush está en caída libre en las encuestas y los demócratas presentaron al presidente como un incompetente que no ve el peligro en el hecho de que los árabes gestionen una infraestructura clave.
Así, han sido los propios republicanos los que más han presionado, y con éxito, para acabar con la entrada de DPW. Y es que la carrera por ser el que más preocupado esté por la seguridad nacional es la más rentable electoralmente en un país en el que a los ciudadanos se le habla de terrorismo cada vez que hay que justificar algo.
Presión no, diálogo sí
Fue Sheikh Mohammed bin Rashid al- Maktoum, el líder de Dubai, quien ha precipitado la decisión de DPW de dejar sus intereses americanos para no tensar más las relaciones. Desde la Casa Blanca se admite que hubo diálogo a alto nivel, pero no presión.
Preocupación por el mensaje enviado
El presidente Bush ha defendido la entrada de DPW en EE UU como ha podido y los árabes le echaron una mano ofreciendo a que se volviera a reexaminar la oferta por el congreso. Pero a sus correligionarios, muy presionados por sus votantes, eso no les bastaba y se lo han puesto difícil. A la amenaza de veto presidencia a cualquier ley que prohibiera operar a la empresa de Dubai, las cámaras, sin distinción de color político, respondieron colando esta prohibición en una ley de financiación extraordinaria para la guerra de Irak y las zonas afectadas por el Katrina. Bush, que no puede vetar apartados de leyes sino la totalidad, vio como la cámara de representantes aprobaba esta trampa para su veto por 62 votos contra dos y como al día siguiente en el senado ocurriría lo mismo.El jueves, Bush despachó con los líderes de su partido para comprobar que no estaban de su lado. Entonces, Dubai, se retiró.El episodio da cuenta de los solo que se ha quedado un presidente que sigue dejándose puntos en las encuestas. Ayer Bush, lamentaba la imagen que se había dado en el exterior. Steven Pearlstein columnista del Washington Post lamentaba ayer que EE UU de esta imagen ahora que es el mayor acreedor del mundo y necesita la inversión extranjera directa e indirecta, máxime de los árabes que tienen los dólares del petróleo para gastar. 'Les puedo decir esto, el tipo más feliz hoy en Dubai es el representante local de Airbus', terminaba con irritación.