La opa de Mittal sobre Arcelor empieza a ganar adeptos en la política comunitaria
La histeria inicial por la opa de Mittal sobre Arcelor está dejando paso a un análisis de la oferta más bursátil que político. Francia y Luxemburgo mantienen su firme resistencia, pero la ofensiva del empresario indio ha ganado adeptos entre la clase política comunitaria.
La Comisión Europea, autoridad encargada de revisar la operación desde el punto de vista de la competencia, se negó desde un principio a mostrar ninguna animosidad contra la oferta. Ahora, empiezan a emerger incluso síntomas de simpatía.
'Los que califican a Mittal de empresa especuladora deberían acordarse de la reconversión siderúrgica en los países del antiguo bloque comunista', recomienda un alto cargo de la Comisión Europea. 'Mittal fue la única empresa que estuvo dispuesta a invertir en esos países cuando Bruselas buscaba capital para facilitar la reestructuración del sector'.
Mittal cuenta así, según algunos análisis, con el beneplácito potencial de los ocho miembros de la Comisión procedentes de los países del Este. En ninguno de esos países hay constancia de que Mittal no haya mantenido sus compromisos o de que haya procedido a despidos improcedentes.
La segunda siderúrgica del mundo incluso ha invertido en Bosnia Herzegovina, un país que no figura entre las prioridades de muchos inversores extranjeros. 'Vendimos la empresa Zenica a Mittal porque hizo la mejor oferta', declaró esta semana el presidente bosnio, Sulejman Tihic, a su paso por Bruselas. 'Es un inversor serio'.
La superación de las tesis proteccionistas está llevando el debate hacia la calidad del gobierno corporativo de las dos empresas, un asunto que puede resultar tan incómodo para Laksme Mittal como para el consejero delegado de Arcelor, Guy Dollé.
'El consejo de administración de Arcelor representa mejor a los antiguos propietarios Estados que a los actuales accionistas', critica Damien Neven, profesor del Instituto Internacional de Estudios de Ginebra.
Mittal tampoco parece a los especialistas un modelo de participación. Cada acción del empresario disfruta de un derecho de voto equivalente a 10 títulos del resto de accionistas. Mittal se ha ofrecido a rebajar la proporción hasta dos a uno.