El Banco de Japón inicia la vuelta a la normalidad

Casi se podían oír los signos de alivio del Banco de Japón el jueves, cuando anunció el fin de su poco ortodoxa política de 'desahogo cuantitativo'. La normalidad conforta a los bancos centrales. La obligación de proveer con grandes cantidades de liquidez a los bancos comerciales era algo anormal e incómodo. Pero en situaciones anormales, las políticas no convencionales son las buenas. Al cesar esta política, el banco arriesga algo más importante que la incomodidad, a saber, la estabilidad de la economía japonesa.

El banco introdujo la política de desahogo cuantitativo para aumentar la efectividad de la política de unos tipos de interés cero, seguida -con una pequeña y desastrosa interrupción- desde 1999 (...). Medidas tan excepcionales están justificadas por condiciones extraordinarias. Dos puntos deben subrayarse: el primero es que la deflación apenas ha terminado; el segundo es que el crecimiento económico sigue débil (...).

La experiencia japonesa de los últimos 15 años aporta una lección clara y primordial: en una situación excepcional, la ortodoxia es mucho más peligrosa que lo opuesto. El Banco de Japón ha avanzado ahora un paso hacia la ortodoxia y se arriesga con ello. Esperemos que no dañe la recuperación económica ahora encarrilada.