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Tribuna
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Las opas y la sinceridad

La opa de Gas Natural sobre Endesa sigue haciendo derramar ríos de tinta, y más desde la entrada en juego de la empresa alemana Eon. Como es lógico, cada uno arrima el ascua a su sardina en defensa de sus legítimos intereses. Hasta aquí todo normal, lo que no deja de ser curioso es que todos invoquen el interés general o el de sus accionistas como guía de sus conductas, lo cual, dada la diversidad de intereses en juego, es por definición incongruente.

Tomemos, por ejemplo, las actitudes del Gobierno (PSOE) y del PP. Para este último, la oferta de Gas Natural es una amenaza por lo que suponía de concentración de poder económico en manos de una región periférica y que restaba poder al Gobierno central (incluso hubo quien afirmó que salía del territorio nacional). Pero cuando aparece una empresa alemana se recibe con júbilo. Quizá porque así se consigue una mejor eficiencia económica, que es lo que interesa a todos los españoles, ya que, con seguridad, conllevará una disminución de la factura eléctrica para el consumidor español.

En cuanto al Gobierno, que inicialmente adoptó una actitud de respeto escrupuloso a la legalidad vigente, eso sí, aceptando un informe favorable (Comisión Nacional de la Energía) y rechazando uno desfavorable (Tribunal de la Competencia), se ha apresurado a cambiar la legislación de forma que dificulte en lo posible la entrada de la empresa alemana.

Por su parte, Bruselas pone el grito en el cielo porque el Gobierno español pone trabas a la empresa alemana y esas sonoras exclamaciones no aparecieron cuando el Gobierno alemán la blindó prácticamente de cualquier posibilidad de ser comprada por otro socio europeo. La verdad, no me parece muy de recibo el argumento que algunos utilizan de 'haberlo pensado antes'. Las condiciones de juego no creo que puedan basarse en el criterio de tonto el último.

De forma ingenua, uno esperaría que Bruselas, al mismo tiempo que advierte al Gobierno español de la posible ilegalidad de sus acciones, obligara al Gobierno alemán a deshacer el blindaje de Eon para que existiera la posibilidad de que también ella pudiera ser opada, o cualquier empresa francesa del mismo sector, claro que ya sé que es mucho esperar, sólo hace falta recordar el Pacto de Estabilidad. Por no hablar de las acusaciones de 'proteccionismo económico' que Italia ha lanzado sobre Francia por la precipitada fusión entre Gaz de France y Suez, que para los franceses lógicamente 'sólo puede beneficiar a Europa' y ante la que Bruselas tampoco ha hecho grandes declaraciones.

En cuanto a las empresas, mientras el equipo directivo de Endesa insiste en que jamás negociaron con Eon y que únicamente escucharon la oferta, el consejero delegado de Eon sugirió que parte de la alta dirección de Endesa no sólo permanecería en sus puestos sino que podrían entrar en el consejo de administración.

Aun teniendo dos ofertas sobre la mesa, Endesa aconseja a sus accionistas que no acepten ninguna de ellas y que continúen como entidad independiente a pesar de que la acción de Endesa valía 18,3 euros el 31 de agosto de 2005 y la última oferta conocida es de 27,5 euros, un 50% más. ¿No sería más razonable decir que es posible que se presenten mejores ofertas bien por parte de Eon bien por parte de Gas Natural o de ambas? Y, eso sí, deben rechazarla en su propio interés, pero al igual que en otras empresas y no sólo españolas, por el momento un grupo de accionistas podría disponer del 40% de las acciones de Endesa y su poder de voto en la estrategia de la empresa no sería superior al 10%. Contra esto, ni el Gobierno español ni Bruselas parecen tener mucho que decir. Naturalmente si Gas Natural hace una contraoferta por, digamos, 30 euros seguirá siendo en interés de sus accionistas aunque pague casi un 50% más de lo que ofreció en origen.

Así que cuando les hablemos de opas no esperen una gran sinceridad, no hagan mucho caso de lo que les digamos y busquen en cada uno su interés particular. En mi caso concreto, reflexionar en voz alta y escribir un artículo.

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