Mujeres trabajadoras
Las españolas, que hasta hace pocas décadas ni siquiera podían disponer de su dinero ni cruzar la frontera sin permiso del padre o del esposo, han conseguido avances innegables en relativamente poco tiempo. En estos momentos ocupan un 36% de los escaños del Congreso, la mitad del Ejecutivo y un número creciente de puestos de máximo nivel (desde la presidencia de algunas grandes compañías hasta la del Tribunal Constitucional). Sin embargo, los datos publicados recientemente por distintos organismos sobre las diferencias que persisten en materia de ingresos (a igual nivel de formación, el salario de la mujer es más de un tercio inferior al del hombre) y acceso a puestos de responsabilidad (poco más del 3% de los puestos de los consejos de las empresas del Ibex son ocupados mujeres) son, sencillamente, inadmisibles. No sólo por una cuestión de justicia, sino de eficiencia económica, como demuestran los rankings de competitividad mundial.