Al final el río llevaba agua
Las acciones de las filiales de Telefónica llevaban varios meses mejorando notablemente el comportamiento en Bolsa de la casa matriz. Simple especulación con una posible opa, de exclusión o no, decían todos los analistas. Al fin y al cabo, no había datos objetivos al respecto. Sólo el pálpito de que Telefónica, habiendo realizado un gran desembolso en metálico para adquirir O2, podría tratar de hacer caja. Y así ha sido. Ayer comunicó a la CNMV que ha puesto a la venta las páginas amarillas.
En este caso, aparentemente, se trata más de una apuesta fundada que de uso de información privilegiada. Que también hay, y ejemplos sobran. Pero la cuestión es que el mercado, al final, hace bueno el viejo dicho de que cuando el río suena, agua lleva. Otro buen ejemplo fue el comportamiento bursátil de Santander y Abbey National en los meses precedentes a la operación de compra. Santander flojeaba al mismo ritmo que Abbey se encarecía. Hasta que llegó el día de la operación y, para lástima de los especuladores, no quedaba más prima que exprimir, pues se la había tragado la subida bursátil. Pero se volvió a poner de manifiesto la capacidad de predicción del mercado.
Bankinter es otro valor donde el río lleva mucho tiempo sonando. Aunque de momento no se ha planteado ninguna opa, sí es cierto que la sana -para el minorista- competencia entre Ram Bahvnani y Jaime Botín por ser el primer accionista ha tirado de la acción. Previamente fue el Banco Zaragozano el que se movió antes de la oferta de Barclays.
Obviamente, asumir como un dogma de fe todos los movimientos que sugieren los precios de las acciones son el preludio de algo más grande sirve para bastante poco. Pero, desde luego, los precios son una piedra de toque fundamental para conocer hasta qué punto las previsiones, especulaciones o simples cábalas de los llamados expertos están sustentadas por algo más que la lógica. Y son excelentes pistas en momentos como el actual.