De un campeón nacional a otro alemán
De una opa hostil hemos pasado a una amistosa. De un Gobierno amistoso hemos pasado a uno hostil. De un problema interterritorial hemos pasado a uno internacional. De una autoridad de competencia nacional, el Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC), hemos pasado a una comunitaria, la Comisión Europea. De un campeón nacional hemos pasado a uno alemán. Y por último de un alemán a un italiano.
Y todo esto en dos días. Cuando parecía que nada pararía la creación de un campeón nacional, un caballero blanco nos la ha jugado. Este artículo analiza dos aspectos de la operación: 1) fue un error que la política se viera mezclada con la aplicación del derecho de la competencia en la opa de Gas Natural; y 2) será un error aun peor si se vuelve a repetir con la contraopa (o con cualquier otra sucesiva).
Fue un error mezclar la aplicación de las reglas de competencia con la política. Sí, es cierto que es muy difícil separar ambas cosas. Es cierto que si en algún país vecino se evitó que una empresa yogurtera cayera en manos extranjeras por considerarse parte de su 'identidad nacional', con mayor razón una empresa que opera en un 'sector estratégico' como la energía. Sin embargo, para ello se crearon autoridades regulatorias y de competencia que velaran por una aplicación independiente de las normas de competencia, por cierto las mismas dentro de la UE.
Y si las reglas son las mismas, por qué el Tribunal de Defensa de la Competencia encontró hace unos años la forma de autorizar la fusión entre dos competidores como Endesa e Iberdrola y sin embargo no encuentre ahora condiciones que permitan integrar Gas Natural y Endesa, cuando éstas apenas compiten entre sí.
Y es que si las autoridades son supuestamente independientes y la normativa esencialmente la misma, por qué una cuestión sobre que autoridad es competente para examinar una operación, la Comisión Europea o el TDC, ha llevado a las partes a partirse la cara y llegar hasta el Tribunal de Primera Instancia de las Comunidades Europeas.
Tras varios meses de análisis de la operación lo que queda son unas autoridades regulatorias y de competencia, tanto comunitarias como nacionales, que han sido arrasadas por un vendaval político. Parece difícil volver a confiar en la autoridad de una Autoridad que ha demostrado tener tan poca.
Y es que se olvidó un principio básico: la normativa de competencia protege a los consumidores, asegurando que la integración de dos empresas no resulta en su perjuicio. Para que nos entendamos, cada vez que una persona enciende el televisor le importa bien poco la nacionalidad, la región o el idioma de la empresa que le suministra la energía. Lo único que le importa es el precio y la calidad del servicio.
Pues bien, ahora que estamos ante uno, quizás dos, nuevos candidatos, será un mayor error si se vuelve a mezclar la política y el derecho de la competencia. No se debe apelar al orgullo nacional afirmando que los 'sectores estratégicos' deben quedar en manos españolas. Sirva sólo como muestra Inglaterra, donde las mayores empresas energéticas son alemanas y francesas. Resulta incoherente plantear el uso de la acción de oro o cualquier otro instrumento con objeto de proteger a una empresa eléctrica que no ha pedido protección. Dificultar que un operador alemán suministre electricidad en España en nada ayuda al consumidor final y supone ir en contra del Derecho comunitario.
La cuestión está mal planteada. Es cierto que no parece de recibo que un Estado miembro de la UE favorezca a su campeón nacional y que éste a su vez logre hacerse fuerte en otros Estados. Pero si éste es el argumento, debe aclararse que a quien se pretende proteger no es al consumidor final, que termina muy probablemente perjudicado, sino a una empresa privada. Quien entienda que es injusto que determinados países ayuden a la creación de campeones nacionales, que a su vez adquieren intereses en otros Estados miembros, deberían haber reaccionado antes y haber presionado y asistido al Ejecutivo comunitario. Parece contradictorio lamentarse sobre la estrategia de adquisiciones de los campeones nacionales, cuando hasta hace dos días esa era precisamente nuestra estrategia.