El aumento de su negocio, las menores provisiones realizadas y los resultados extraordinarios obtenidos por la venta de participaciones, han sido claves para que el resultado de estas 73 cajas rurales crezca un 72,2%. Según los datos publicados ayer por el grupo, los créditos crecieron el 21,3% y se elevaron a 35.571 millones de euros, y los recursos de clientes, un 20,2%, hasta superar los 38.000 millones.
Gracias a la evolución de esos negocios, al crecimiento del 17,9% en las comisiones y al aumento del 5,8% en los gastos, el margen de explotación o resultado típicamente bancario aumentó el 16,3%, hasta 478 millones de euros.
Pero fue en la parte más baja de la cuenta de resultados donde las cifras de las cajas rurales tuvieron el mayor impulso, gracias a que redujeron un 6% las provisiones para posibles insolvencias y a que se apuntaron 120 millones más que el año pasado en ganancias extraordinarias por la venta de participaciones.
Gracias a esos dos aspectos, el crecimiento del beneficio neto de las cajas rurales se disparó hasta los 85,5 millones, cifra que hubiera ascendido a438 millones, con un aumento del 74% de no ser porque tuvieron que restar del resultado los 53 millones de euros de dotación obligatoria a la obra social.
En todo caso, las cajas rurales tuvieron el año pasado una evolución muy superior a la que registraron sus principales competidores, las cajas de ahorros, que aumentaron sus resultados un 35,4%. Aun así, sus beneficios son aún nimios comparados con esas entidades, cuyas ganancias se acercaron a los 6.400 millones de euros.
Al cierre de 2005, las cajas rurales tenían 11.496 empleados y contaban con 3.351 oficinas, 69 más que un año antes. Según datos del Banco de España, e incluyendo todas las cooperativas de crédito entre las que figuran la Caja Laboral y Cajamar, que no están en el Grupo Rural, desde 1995 hasta septiembre de 2005 la cuota que controlan en activo ha pasado del 3,1% al 3,8%. En crédito al sector privado han subido del 4% al 5,6%.