Una historia de compras y fusiones polémicas
Poco después de constituirse Eon en el año 2000, decidió comprar Ruhrgas para implementar su modelo de negocio integrado para minimizar riesgos y ampliar márgenes. Pero la fusión de Eon y la primera compañía de gas alemana (con una cuota de mercado del 60%) resultó muy controvertida. 'La competencia sufrirá', coincidían la competencia del sector energético (RWE, en cabeza) y las asociaciones de defensa del consumidor. Eon había surgido de la fusión de VEBA y VIAG, dos conglomerados industriales creados en los años veinte del siglo pasado.
En el verano de 2001, Eon da el primer paso para hacerse con Ruhrgas y adquiere el 51% de Gelsenberg, filial de BP. Gelsenberg tenía el 25,5% de Ruhrgas. En otoño, Eon informa al regulador alemán de defensa de la competencia su propósito de adquirir el 60,3% de Ruhrgas. El Bundeskartellamt tira para atrás el proyecto; pero Eon insiste y solicita una autorización ministerial. En mayo de 2002 la comisión antimonopolio se expresa en contra de la compra de Ruhrgas, pero su dictamen no tiene carácter vinculante para el Gobierno. Dos días antes de que se confirme la autorización ministerial, Eon se asegura el 40% restante de Ruhrgas. El 5 de julio obtiene el visto bueno del Gobierno; pero éste le obliga a vender sus participaciones en VNG y en Gelsenwasser, la mayor compañía privada de agua de Alemania. Seis días después, el Tribunal Superior de Düsseldorf paraliza la compra. El 24 de julio, en la vista, que durará seis horas y media, se presentan ante el Tribunal los argumentos. Finalmente el Tribunal congela la adquisición.
A principios de septiembre, el Ministerio de Economía debate de nuevo la fusión de Eon y Ruhrgas y el secretario de Estado Alfred Tacke autoriza la compra 'bajo condiciones más restrictivas' que en la primera autorización de julio. A cambio Eon se ve obligada a desprenderse de algunas de sus participaciones en compañías energéticas y de agua (Gelsenwasser, Bayerngas) y subastar 200.000 MW de gas a sus competidores (tres veces más de lo que se le pedía en julio). Pero mientras Tacke considera que la fusión 'aportará muchas ventajas', las asociaciones de consumidores están convencidas de que perjudicará a los particulares.