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Tribuna
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Decepcionante reforma en Sociedades

La reforma prevista del impuesto sobre sociedades lleva, según el autor, a un cambio de modelo. En su opinión, se renuncia a considerar el impuesto como instrumento de política económica y se reduce su papel al de un mero instrumento recaudador.

Tanto tiempo esperando la reforma del impuesto sobre sociedades y, cuando por fin llega, no puedo por menos que calificarla de, como mínimo, decepcionante. Y es que, en la práctica, la reforma se limita únicamente a rebajar el tipo de gravamen en cinco puntos a lo largo de cinco años y a eliminar las deducciones vigentes a un ritmo del 20% anual durante ese mismo periodo. Sin embargo, estas dos, aparentemente pequeñas, modificaciones suponen de hecho un cambio de modelo: se renuncia a considerar el impuesto como instrumento de política económica favorecedor de determinadas decisiones y se reduce su papel a un mero instrumento recaudador.

La rebaja de tipos, por su parte, nos mantiene igualmente alejados de la media de la Europa ampliada, que se sitúa actualmente en el 26,87%. Los tipos de los países de la ampliación suponen un 22,33%, pero esperemos a ver dónde se sitúan en 2011. Por todo ello, la bajada de tipos, tal como se anuncia en el anteproyecto (acompañada de una supresión total de las deducciones que absorberá buena parte del impacto recaudatorio de la reducción), se nos antoja insuficiente.

La Europa ampliada es, en líneas generales, más competitiva a nivel fiscal que España

La doctrina se ha pronunciado de forma bastante unánime sobre la necesidad de abordar una reforma en profundidad del impuesto sobre sociedades. Y no hay que ser un técnico para entender las razones del porqué: la Europa ampliada es en líneas generales más competitiva a nivel fiscal que nuestro país y, si no se acomete con prontitud una reforma que nos sitúe en niveles adecuados, pueden producirse desplazamientos que dañen nuestro tejido productivo de forma irreversible. Es evidente que las decisiones de inversión se toman en base a criterios de rentabilidad neta, es decir, después de impuestos. Y, por este motivo, el efecto fiscal puede agrandar todavía más la brecha entre unos y otros Estados, que ya viene muy marcada por otros componentes del coste, fundamentalmente salariales y sociales, así como el diferencial de inflación.

En cuanto a las deducciones, he de decir que no todos los beneficios fiscales sirven para conseguir el efecto pretendido y que, además, tienen un coste muy elevado. Evidentemente, cuando se introduce una deducción por creación de empleo, lo que se pretende es fomentarlo a nivel global, desde una perspectiva macroeconómica; pero no descarto que el subvencionar el aumento de plantilla de una empresa no pueda producir la desaparición de empleo en otra competidora. Por ello, entiendo que deben ser objeto de un análisis muy riguroso tales deducciones, puesto que tal vez sea conveniente la supresión de alguna de ellas.

Sin embargo, sí existen beneficios que, a mi entender, deben mantenerse e, incluso, potenciarse en el mayo grado posible. Me refiero a aquellos relacionados con las nuevas tecnologías, la proyección internacional de la empresa española, la protección del medio ambiente y la investigación en I+D+i. Las economías europeas, y entre ellas la española, no alcanzan en estas materias el ritmo de crecimiento demandado actualmente.

Asia empuja con un potencial de crecimiento descomunal que ha provocado que China se adueñe irremediablemente de mercados de los que va a ir desalojando rápidamente a competidores que, como los españoles, se verán abocados a cambiar su filosofía de empresa si quieren sobrevivir. India avanza espectacularmente en desarrollo tecnológico con un nivel formativo y profesional de su población que la sitúa en cabeza en el mundo: en un año se doctoran más universitarios en la India que en toda Europa conjuntamente.

Y aquí, vamos y decimos a nuestras empresas que inviertan, que se modernicen, que exporten, que formen personal, que contraten discapacitados; pero eso sí, que paguen lo que valga, que las arcas públicas están para otras cosas. Pues ya veremos. Es posible que no sólo bajen los tipos pero también pueden bajar las bases.

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