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Columna
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Anson vuelve

Anson es el mejor de todos nosotros. Por eso se le conoce con el sobrenombre de príncipe de los periodistas españoles. Otra cosa es que ni siquiera bajo los efectos narcóticos del agradecimiento imperecedero a sus magnánimas ayudas, en momentos personales de extraordinaria adversidad, yo haya podido resistirme a dejar constancia pública de mis radicales discrepancias con algunas de sus posiciones políticas. Pero vayamos a la cuestión. Anson vuelve.

En una carta al presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara, accionista mayoritario del diario La Razón, nuestro Anson pide que se le borre de la mancheta donde aún figuraba como presidente fundador y presenta su dimisión como presidente del jurado del Premio Fernando Lara y de vicepresidente de la Fundación Lara, al mismo tiempo que desautoriza la publicación del libro que preparaba para la editorial Planeta a base de sus columnas de Canela fina, cuya publicación también suspende en el diario.

Anson viene de otras antiguas batallas, ya apuntaba maneras como director de la revista escolar Soy Pilarista, trabajó incansable en la causa monárquica con los mayores de Estoril a favor de don Juan, conde de Barcelona, dirigió el semanario Blanco y Negro, presidió la agencia Efe y la Asociación de la Prensa de Madrid. Luego, a partir de 1982, entre sus tareas de cíclope figura la recuperación del Abc arruinado por aquella fantasmagoría del Abc de las Américas. Anson logró levantar todas las hipotecas económicas y devolver al diario la prosperidad.

Los puristas señalaban que el periódico había perdido su quebradiza línea liberal y le acusaban de haberlo convertido en un tebeo de la derecha, pero las cifras le defendían. Cuando todo parecía florecer, la empresa editora se embarcó en otro desastre, en una joint venture con Axel Springel, para hacer la versión española del amarillo Bild Zeitung. Pero allí seguía Anson para cumplir el mito de Sísifo, enjugar las pérdidas y volver a los beneficios.

Las empresas jugaban en otro tablero y los del Grupo Correo, como entonces se llamaban, se hicieron con el control de Abc, después Anson fue relevado con todos los honores. Anson empezaba una aventura con la mexicana Televisa, pero en el entretanto se nos murió su presidente Azcárraga. Y Anson, acompañado de algunos de sus fieles, puso en marcha La Razón lleno de nostalgia por el desaparecido Abc verdadero. En el accionariado del periódico se sucedió una carrera de relevos hasta que apareció Lara, que obtuvo compensaciones varias. La más relevante fue la que Anson le consiguió y que ahora le recuerda en el último párrafo de su carta.

Según la versión de Anson, cuando Lara aceptó incorporarse a La Razón su presencia en los medios de comunicación se reducía al fracaso de Quiero TV. Luego le recuerda en su carta al patrón que, como siempre ha reconocido (Lara), 'gracias en gran parte a tu presencia en La Razón y a mis gestiones personales, eres hoy presidente de Antena 3 TV y de Onda Cero, con altísimos beneficios económicos'. Anson termina la carta reiterando su ofrecimiento de adquirir la participación de Lara en La Razón, abonándole todo el dinero que ha puesto más el 10% de plusvalía.

O sea, queridos niños, que no fueron los merecimientos de Lara, ni su competencia empresarial, sino las gestiones personales de Anson las que izaron al presidente de Planeta a la cúspide de Antena 3 TV y le añadieron 'altísimos beneficios económicos'.

Esa ha sido la estrella de Anson, convertido en el Sísifo de nuestros tiempos. Siempre llevando a los ricos arruinados a hombros hasta que han recuperado su prosperidad, momento en el cual se desentienden de la suerte de quien les sacó a flote. Qué suma ingratitud. Pero Anson vuelve por sus fueros y ahora convertirá a Julio Ariza en figura del toreo. Lo veremos.

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