El bautismo de Bernanke
El primer testimonio de Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal (Fed) marca el inicio real de la era post-Greenspan. A estas alturas el cambio es, obviamente, más de estilo que de sustancia. Mientras el lenguaje de Bernanke es más sencillo que el de Alan Greenspan, el mensaje sigue siendo de continuidad (...).
En un aparente intento de disipar los temores de que será demasiado académico en sus análisis, prometió en el Congreso de EE UU seguir el 'procedimiento operativo estándar' de Greenspan.
Sin embargo, esa declaración representa un punto de partida más que un destino final. Bernanke estaba obligado por la tarea entre manos: exponer la opinión colectiva de la Fed en ese momento. Hubo sólo algunos atisbos de hasta dónde podrá conducirlo en el futuro su propio instinto (...).
El nuevo presidente eludió cualquier referencia a un objetivo de inflación en su discurso. Sin embargo, su explicación respecto a por qué era correcto para la Fed centrarse en la inflación como un medio para conseguir en su amplio mandato implica que un objetivo de inflación podría ser constitucional.
Sucesivos pronósticos del Comité de Mercado Abierto sugieren un objetivo tácito de entre el 1,5% y el 2% en los gastos de consumo. Bernanke dijo que se sentía 'cómodo' con esas proyecciones (...).
En algún momento Bernanke tendrá que aclarar a los mercados qué espera conseguir la Fed. Por ahora, no obstante, esa tarea es evitar las discontinuidades bruscas y guiar al Comité de Mercado Abierto hacia el consenso sobre cuándo finalizar este ciclo de subida de los tipos. La falta de dramatismo en su testimonio ha sido un buen comienzo.