Tercer asalto del dinero electrónico contra el efectivo
Las tarjetas sin contacto buscan un hueco en el negocio de las pequeñas compras
El dinero contante y sonante es el que más gusta a los españoles. O al menos eso es lo que se puede desprender de las fallida experiencia de las tarjetas monedero y de la renqueante marcha del pago a través del móvil (Mobipay). Pero las compañías de medios de pago no se dan por vencidas. El pasado 19 de enero, Mastercard y Euro 6000 lanzaron PayPass, la primera tarjeta sin contacto de España.
'La tarjeta lleva una antena conectada al chip que le permite intercambiar información con el terminal del comercio. Basta con acercarla a menos de siete centímetros del lector y la operación está hecha', explica Juan Carlos Alcaide, responsable tecnológico de Mastercard.
El nuevo plástico está pensado para cubrir tanto compras ordinarias como operaciones monedero. Para las transacciones inferiores a 20 euros los usuarios no necesitan identificarse, firmar ningún recibo ni teclear número de identificación (PIN) alguno. El proceso de compra es simple: el dependiente comunica al cliente la cantidad a pagar, éste acerca la tarjeta al lector y, en menos de un segundo, una señal luminosa y otra sonora confirman que la operación se ha consumado.
El nuevo formato está planteado para optimizar el tiempo en los comercios
La seguridad no se ve mermada porque, por un lado, la tarjeta permanece en todo momento en manos de su titular y, por otro, dado que el alcance de la radiofrecuencia es muy reducido resulta improbable que alguien capture la onda. Aún así, los datos de la operación se transmiten encriptados y las únicas operaciones autorizadas sin contacto son las más modestas. Las adquisiciones superiores a 20 euros siguen realizándose como hasta ahora: el titular se identifica, la tarjeta pasa por el lector y, para finalizar, se firma un recibo.
Aunque en 4B prefieren esperar y ver cómo evoluciona la tecnología sin contacto, reconocen que tiene algunas ventajas frente a sus fracasadas predecesoras. 'Se basa en el estándar financiero y aprovecha la tecnología establecida', comenta Carlos Gómez, director de Tecnología de 4B. Y añade, 'para algunos entornos abre nuevas puertas'.
Los sectores que pueden verse más beneficiados son aquellos donde la gestión de tiempos resulta crucial. Es el caso de los restaurantes de comida rápida, los aparcamientos, las máquinas expendedoras, las tiendas de 24 horas o el transporte urbano.
En Visa reconocen que la incorporación a la tarjeta de un dispositivo adicional -la antena- hace los costes de fabricación 'algo más caros'. En 4B son más rotundos: 'fabricar las tarjetas sin contacto cuesta casi el doble que las normales'. Alcaide considera que la clave para que triunfe el formato está en manos de las entidades. 'Depende de cómo comercialicen el producto', sostiene. En su opinión, la banca debe 'favorecer al comerciante'. Carlos Gómez estima que incorporar un lector de tarjetas sin contacto a un terminal ronda los 120 euros. Los futuros aparatos llevarán incorporada la tecnología, de manera que la aplicación se abaratará con el tiempo.
El sistema experimenta con la red de transporte
La tecnología sin contacto forma ya parte del día a día de los jienenses. A principios de 2004, el ayuntamiento de la localidad andaluza puso en marcha, en colaboración con Caja Rural Jaén, un proyecto piloto para la aplicación de las tarjetas sin contacto en la red de autobuses. En otoño de ese mismo año el sistema se amplió a todas las líneas de la ciudad y, desde 2005, es la única opción de pago. 'Las tarjetas funcionan bien. Ya se han emitido unas 25.000', explica Tomás Méndez, jefe de Negociado de Transporte del consistorio.Otras regiones también tienen un ojo puesto en las posibilidades que ofrecen los nuevos plásticos. Caja Madrid desarrolla pruebas en Fuenlabrada desde 2003. El objetivo de la entidad es sustituir con tarjetas sin contacto los abonos mensuales y bonometros de toda la Comunidad de Madrid. BBVA tiene proyectos parecidos en Bilbao y Málaga. Y Caja España ha llegado a un acuerdo con el ayuntamiento leonés para adoptar este sistema en la red de transporte local.