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Columna
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Respetos a Putin

El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, ha visitado Madrid estos días parece que con objetivos económicos, aunque el programa no haya incluido especiales encuentros con las organizaciones de los empresarios españoles. La ambientación del viaje ha incluido, como es habitual en estos casos, entrevistas a nuestro huésped Putin publicadas en algunos diarios españoles y también otra con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, aparecida en el diario ruso Kommersant. Conviene leer las respuestas, por lo general evasivas, de ambos líderes, pero es aún más interesante fijarse en las preguntas formuladas por los periodistas porque dan idea de las miradas cruzadas entre ambos países.

Por lo que sabemos, el presidente ruso les recibió juntos a todos los corresponsales españoles acreditados en Moscú para mantener con ellos un coloquio informativo. Por eso es muy significativo el ángulo elegido por cada periódico a la hora de titular una conversación que todos habían compartido. Veamos. La etiqueta de El País rezaba que 'Reforzar el Estado no significa reforzar la represión'; según La Vanguardia, Putin decía que las viñetas son 'inadmisibles en un mundo donde hay confrontación religiosa'; en El Mundo la apuesta de Putin era que 'Ningún Estado civilizado puede permitirse el lujo de negociar con terroristas', y El Periódico de Catalunya llevaba el agua a su molino para poner en boca de Putin que 'Zapatero es un socio fiable y correcto en el escenario europeo'.

En resumen, que nadie ha querido meterle el dedo en el ojo a nuestro invitado y que alguno, cegado por su aversión a Zapatero o inducido por su dependencia respecto del PP, se ha atrevido a sugerir la actitud de Putin en la lucha antiterrorista como modelo a imitar en sustitución de las debilidades reprochadas a nuestro joven presidente.

La visita de Putin ha servido también para repasar cuestiones sabidas y poco brillantes, como por ejemplo que las relaciones comerciales tienen un potencial pendiente de desarrollo y que hasta ahora son ampliamente deficitarias para nosotros. En cuanto a las inversiones españolas en aquel país, apenas están cifradas en algunos cientos de millones de dólares, un dato que del mismo modo nos pone en vergüenza respecto de nuestros vecinos, mucho más activos en ambos campos. Luego hubo lluvia de buenas intenciones y de palabras de consuelo, pienso que no solicitadas, por nuestra ausencia del G-8, para cuya ampliación se diría, escuchando a Putin, que seguimos siendo país candidato pero sin compromiso sobre las fechas.

En los brindis oficiales, a los postres de la cena de gala en palacio, el rey Juan Carlos se ha atenido a la doctrina del respeto a los derechos humanos incluso en la lucha contra el terrorismo y ha lanzado un capote a nuestros socios de la UE diciendo que la energía de Rusia debe gestionarse responsablemente. Una forma oblicua de alinearse contra las discriminaciones arbitrarias que han padecido los países dependientes del gas ruso. Y examinado desde otro ángulo, una confirmación adicional de que la política energética de Occidente, como ha escrito Thomas L. Friedman en The New York Times, es un Plan Marshall para terroristas y dictadores.

Desde luego, todas las consideraciones ofrecidas a Putin tienen mucho que ver con los recursos energéticos que maneja. Para el que no hubo lugar estos días en las páginas de la prensa fue para el expoliado Mijail Jodorkovsky, patrón de la petrolera rusa Yukos encerrado en una prisión de Siberia, que ha planteado su caso ante el Tribunal de Derechos Humanos de La Haya y ante el Consejo de Europa.

El tiempo ha extinguido aquellos ecos vibrantes de Ramón Serrano Suñer cuando el 24 de junio de 1941 advertía en términos perentorios de que 'el exterminio de Rusia es exigencia de la historia y del porvenir de Europa', una consigna que sólo logró aplicar 23 años más tarde aquel jugador de la selección española Marcelino con un cabezazo soberbio que ponía el marcador de Chamartín en 2-1 derrotando a la Unión Soviética en la final del Campeonato de Europa de Fútbol aquella tarde espléndida de junio de 1964. También se perdió en 1993 la oportunidad que tanto trabajaron los vecinos de Parla, decididos a ofrecer su villa como nueva sede de la momia de Lenin cuando surgió aquel movimiento en Rusia para enterrarla. Ahora, tras la historia y el deporte, debería ser el turno de los intercambios económicos. Veremos.

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