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Energía

El Gobierno impulsa el mercado de derivados de la energía

La rápida transformación del panorama energético en España ha llevado al Gobierno a impulsar la creación de un mercado secundario de derivados que tengan como subyacente cualquier tipo de energía. La orden ministerial que autorizará la creación del mercado ya ha superado el trámite de audiencia pública.

La idea del Ejecutivo es crear una plataforma de negociación oficial y organizada para el intercambio de derivados energéticos, al estilo de las que ya funcionan en Alemania (EEX) y Francia (Powernext). El impulso ha partido del Ministerio de Economía y del de Industria. El primer trámite fue someter el borrador a información pública, un periodo en el que todo ciudadano puede aportar su opinión. El siguiente paso fue la audiencia pública, en la que el Consejo Nacional de la Energía, la cámara de compensación Iberclear y la industria en general tuvieron la palabra. Ahora, el proceso sigue con las apreciaciones de la CNMV, el visto bueno del Consejo de Estado y, finalmente, la aprobación del Ministerio de Economía.

El borrador contempla la creación de un mercado organizado para realizar la contratación pública de derivados basados en cualquier tipo de energía. Los derivados consisten básicamente en futuros y opciones. Los futuros son contratos a plazo en los que el comprador se obliga a comprar el activo subyacente a un precio pactado, en una fecha futura. En las opciones se adquiere el derecho, pero no la obligación, de comprar o vender el activo subyacente.

Para los expertos, este mercado secundario es una buena solución para el universo de pequeños generadores de energía eléctrica que están dentro del llamado régimen especial, que es el que está basado en sistemas de cogeneración de energía y de energías renovables.

Hace una década, el régimen especial representaba el 6% de las ventas de energía. Ahora ya supone el 20%. 'El único sitio organizado oficial es el OMEL, de precios de contado. Para hacer cobertura de precios, sólo está un mercado OTC Over the Counter; no oficial, donde se les piden unas garantías elevadas. Un mercado secundario de derivados sería excelente para estas compañías', concluye José Salmerón, de Intermoney Energía.

Una vez que Economía apruebe la orden ministerial, aún haría falta que alguna empresa apostara por crear el mercado. El mercado tardará, pues en llegar, pero en Intermoney son optimistas. 'No creo que sea una cuestión de años, más bien de meses', prevé Salmerón.

Radiografía de la futura plataforma

Negociación. Podrán negociarse futuros, opciones y cualquier otro producto de inversión derivado que tenga como subyacente la energía.Reglamento. Deberá prever sistemas de difusión de precios de contado nacional y extranjeros, elaboración de índices y disponer de oferta para liquidar los contratos.Miembros. Podrán ser miembros las entidades que se dediquen a la producción, comercialización, intermediación y distribución de la energía.

El ejemplo del éxito de otras apuestas alternativas

El punto de partida para el futuro mercado de derivados de la energía es mucho más favorable que el otras plataformas de negociación que finalmente han resultado exitosas. José Salmerón, de Intermoney Energía, pone como ejemplo a Mfao, el Mercado de Futuros del Aceite de Oliva.'Por lo especializado que es, sus condiciones eran bastante más complicadas que las de un mercado secundario de energía y ha logrado salir adelante. En el caso de la energía hay más base para generar liquidez', resalta Salmerón. Tras un arranque complicado en febrero de 2004, Mfao saldó 2005 con un aumento del volumen negociado del 99%. Otra muestra de éxito es Sendeco2, la Bolsa electrónica que gestiona los derecho emisión de CO2.

OTC, el territorio reservado a los grandes de la industria eléctrica

La única forma de negociar en España con derivados de la energía (y cubrirse así de posibles caídas de precios) es a través de un mercado OTC. Esto implica que no hay plataforma de negociación, ni activos listados. Se negocia directamente con los brokers y las garantías que se exigen van de 75.000 y 150.000 euros por megavatio para una cobertura de un año. A esos precios sólo resulta rentable para los mayoristas. La forma de negociación es a través de la compra de swaps. El comprador paga al vendedor si el precio medio de contado durante el periodo de vida del swap está por debajo del contrato y viceversa si el precio medio de contado está por encima. El volumen contratado el año pasado fue de 35 millones de megavatios por hora.

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