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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sin razones para el alarmismo

La publicación de indicadores de inflación y empleo peores de lo previsto y el aviso del Banco Central Europeo (BCE) de que probablemente volverá a subir los tipos de interés han llevado a algunos a disparar las alarmas, anunciando poco menos que la próxima caída en recesión de la economía española. Es cierto que los precios están aumentando a un ritmo superior al deseable y que un endurecimiento de la política monetaria elevará la carga financiera de los hogares, que afrontan el cambio de ciclo monetario con un elevado nivel de endeudamiento. Sin embargo, los estudios en profundidad publicados hasta ahora indican que las familias españolas están en condiciones de absorber, sin excesivas dificultades, cualquier incremento de tipos razonablemente previsible.

Tras la última subida, el precio del dinero está en el 2,25%. Y la mayoría de los analistas coincide en que, como mucho, se colocará en el 3% de aquí a fin de año. Según estimaciones contenidas en un informe de Morgan Stanley, un incremento de un punto (hasta el 3,25%) elevaría de media un 11% el pago mensual de las hipotecas a 25 años, con lo cual las familias deberían destinar a este concepto el 31,7% de su renta en lugar del 28,5% actual. Un esfuerzo considerable, pero no inasumible. Y más teniendo en cuenta que el hipotecado dispone de alternativas como alargar el plazo del préstamo para mantener la cuota constante, una fórmula a la que se muestra dispuesta la banca.

El informe de Morgan Stanley rebate la supuesta alta vulnerabilidad de los hogares españoles a una subida de tipos y el consiguiente riesgo de desplome de la vivienda. Los expertos del banco de inversión relativizan otros riesgos para la economía española, como la pérdida de competitividad, la presión de los flujos migratorios o los menores fondos de la UE. Aun con sus problemas, España está en condiciones de mantener un crecimiento económico superior al de Europa como en los últimos 12 años. Lo que no impide que el Gobierno deba estar muy atento a los desequilibrios para corregirlos antes de que puedan truncar la buena racha.

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