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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El abismo de los precios

El salto de la inflación hasta el 4,2%, publicado ayer por el INE en su avance sobre el IPC armonizado de enero, sólo habrá sorprendido a los poco avisados. El promedio de los analistas ya colocaba la previsión en ese entorno -medio punto más que en diciembre- y las subidas concatenadas en electricidad, gas natural y tabaco, además de la continuación del efecto al alza de la escalada del petróleo en los precios energéticos sustentaban por sí solas el pronóstico. A todo ello hay que añadir que el IPC bajó en enero de 2005, con el consiguiente efecto negativo para el mismo mes de 2006. El resultado: la inflación en España duplica con creces el objetivo del BCE.

Pero acertar en el pronóstico no hace sino empeorar el panorama de los precios en España. El dato conocido ayer, de confirmarse -el INE viene cuadrando la cifra que avanza-, supone el más alto en los nueve años que se lleva publicando el IPC armonizado para comparar los datos homogéneos con el resto de la UE. En el caso, bastante probable, de que la tasa armonizada coincida con la general -la diferencia no suele pasar de dos décimas- se trataría de la inflación más alta desde junio de 2001 y la peor en enero -un mes de tradición bajista en los precios por las rebajas- desde 1995.

Se puede argumentar que las condiciones mejorarán los próximos meses, pero poner paños calientes como el 'efecto escalón' frente a enero de 2005 no hará sino aplazar el problema. El diferencial, de precios con la zona euro -hoy se verá con el dato que publica Eurostat- ha saltado al entorno del 2%. Y eso es un abismo a la hora de competir para las empresas exportadoras, que tienen a sus principales clientes en la UE.

¿Qué hacer? Lo primero, no descartar a priori ningún factor que pueda estar tensionando artificialmente la composición los precios, incluidos los estructurales. Y prestar especial atención a la cadena de formación de precios, sin olvidar el sector de servicios, para poner en marcha un plan de choque contra la inflación. Porque el impacto del petróleo incide en todas las economías de la UE pero, hoy por hoy, en el capítulo del IPC es España la que aparece en la cola de los Veinticinco.

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