Los jóvenes no son tan diferentes de sus padres
En caso de tener que reducir la inversión pública, lo último que bajarían sería el gasto en ancianos, en niños y en sanidad, y lo primero el presupuesto en ocio y en cultura. No son pensionistas, ni siquiera adultos con la vida encaminada: son jóvenes entre 15 y 24 años, que han respondido a una encuesta del Instituto de la Juventud y de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción sobre su relación con la política y su participación social. Eusebio Megías, coordinador de la investigación, declaró ayer al presentarla que 'los jóvenes no son tan diferentes de los adultos', pero que 'enfatizan y radicalizan' los puntos de vista de sus mayores.
Los jóvenes encuestados coinciden con la mayoría de la población en la escala de valores: las relaciones familiares son lo que más les preocupa, y la religión y la política lo que menos. Un 60,8% de ellos se siente muy alejado de la política, y solo un 26,4% pertenece a alguna asociación.
Ante la falta de compromiso político, los investigadores recurrieron al método de preguntar por las preferencias a la hora de realizar un presupuesto público. El informe destaca que domina 'una mirada adulta', al anteponer el cuidado de los ancianos y los niños a intereses 'tan teóricamente juveniles' como el empleo, la enseñanza y la vivienda. El informe constata 'una vez más' que 'la presión socializadora de los padres es mayor de lo que muchas veces se entiende'.
Cuando se les pregunta por el gasto público, hay un 46,7% de diferencia entre los que reducirían el gasto en ocio y los que no lo bajarían en ningún caso; eso, según el estudio, se contradice con el énfasis que muchas estrategias educativas y preventivas ponen en ese aspecto. 'Probablemente los chicos efectivamente piden fórmulas de diversión, pero de su diversión y no de aquélla que le proponen los adultos', concluye el texto.
Método de muestra
La encuesta consistió en 1.200 entrevistas domiciliarias realizadas a finales de 2004, y tiene un margen de error del 2,9%. También se constituyeron ocho grupos de análisis para completar los hallazgos cuantitativos y conocer 'el discurso dominante', el mayoritario entre los jóvenes.
En las reuniones comprobaron que los adolescentes asumen su imagen 'irresponsable' y 'hedonista', así como que están 'cargados de energía', pero reniegan de considerarse 'inconformistas, rebeldes y reivindicativos'. Esa realidad es asumida 'sin sentimiento de culpa', como explicó Megías. 'Quieren vivir a tope el presente, y piensan que ya se ocuparán de cambiar las cosas cuando sean mayores'.
Las encuestas individuales también consultaron a los chavales por su ubicación política: se sitúan en el centro-izquierda, 'aunque si contestara el 20% de los que se abstienen, habría un desplazamiento a la derecha', apuntó Megías. A sus amigos los colocan un poco a su izquierda, y a la prensa más a la derecha todavía.
Megías matizó que la realidad es un término medio entre lo que responden los jóvenes cuando se les pregunta directamente ('a veces se refugian en lo políticamente correcto') y lo que dicen azuzados por el grupo.
Indiferentes, escépticos y apolíticos, pero votan
'Hay una tendencia al crecimiento de las posturas indiferentes y desengañadas', señala Eusebio Megías, coordinador de la encuesta sobre jóvenes y política, según la cual hay un 28,6% de jóvenes que es indiferente al sistema democrático; un 11,0% que lo rechaza, y un 21,2% que está desengañado de él. Frente a ellos, hay un 21,2% que participa en política dentro del sistema y las fórmulas establecidas y un 17,9% que asume un compromiso para el cambio.Pese a que un 40,3% reconoce que la política le aburre, un 79,8% de los encuestados vota o está dispuesto a votar, un porcentaje similar a las participaciones más altas en las elecciones españolas.