La otra Palestina y la UE
Pocos partidos políticos merecían perder unas elecciones democráticas tanto como Al Fatah, la corrupta y desordenada fracción palestina que prácticamente ha mantenido un monopolio del poder desde que los territorios palestinos gozan de un Gobierno propio.
La derrota comprensible de Al Fatah a favor de Hamás (...) muestra el enfado y la frustración de 1,3 millones de votantes palestinos (...). Los electores han visto cómo las enormes cantidades donadas por el extranjero eran despilfarradas mientras que la economía palestina seguía estancada (...).
No es de extrañar, por lo tanto, que los votantes eligieran a Hamás, el grupo islámico radical empeñado en destruir a Israel (...). Israel, EE UU y Europa han dicho que no quieren tener nada que ver con Hamás mientras no renuncie a la violencia y reconozca el derecho de Israel a existir (...).
Como principal proveedor de fondos de la Autoridad Palestina, la UE ha ignorado durante demasiado tiempo las malversaciones. Si Hamás es capaz de crear un Gobierno más limpio a la vez que renuncia a la violencia, Europa puede seguir con su apoyo. Si no es así, tiene que retirar rápidamente tanto sus fondos como su reconocimiento. La UE financió la corrupción de Arafat. No debe financiar el terrorismo de Hamás.