El dilema de Google ante la defensa de la libertad de expresión
Con Google, Larry Page y Sergey Brin no sólo han creado el buscador más usado de la tierra, sino que han dado a conocer una empresa en muchos aspectos poco ortodoxa y cuya filosofía se apoya en lo que convirtieron en su divisa informal don't be evil, no seas malo. Google ha creado con este lema una imagen de marca. El problema es que, como recuerda el dicho, el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones, y últimamente la compañía de Mountain View vive esta contradicción.
La semana pasada el departamento de Justicia requirió judicialmente a Google datos sobre búsquedas aleatorias en internet como prueba para un caso relacionado con la constitucionalidad de una ley de protección de menores en internet. Yahoo, MSN y AOL han facilitado estos datos que dicen que no comprometen a los usuarios porque es imposible conocer la identidad de quien hace la búsqueda. El requerimiento llega porque Google lleva meses negándolos.
Aunque muchos buscadores, entre ellos Google, incluyen en sus políticas la posibilidad de cumplir con válidos requerimientos judiciales tanto por parte del Gobierno como de ciudadanos privados, ya en octubre se argumentó desde Mountain View en una carta a Justicia que no veían la base para acceder a esta particular petición que además 'pondría en peligro los secretos de la corona del negocio'. Muchos abogados creen que, en efecto, el Gobierno se extralimita en esta petición. En esa misma misiva además especificaron que 'acceder a esta petición sugeriría que Google está dispuesta a revelar información de aquellos que usan el servicio'. 'Esta es una percepción que Google no puede aceptar'.
La postura de Google gana en relevancia en EE UU en un momento en el que se ha producido una relajación del derecho a la privacidad con la ley antiterrorista, la Patriot Act, y además se ha desvelado que el Gobierno de George Bush autorizó el espionaje de sus propios ciudadanos sin aprobación previa judicial. La Administración defiende esta acción amparándose en necesidades de seguridad nacional. Pocos juristas comparten esta opinión y tachan los métodos del Gobierno de ilegales.
Así, el plante a Washington por Google fue recibido con alivio y parabienes por parte de quienes temían que una herramienta tan poderosa como el mayor buscador del mundo pudiera ser escrutado por la Administración. Pero esta semana Google ha dado muestras de achicarse ante otro gobierno, el de Pekín.
La firma ha lanzado su servicio en China prescindiendo de servicios como los blogs o los gmails. Además autocensura algunas búsquedas que no gustan a las autoridades de este país como 'Falun Gong' o 'resistencia en Tiananmen'.
Google lanza su servicio con sede en China para evitar problemas a los usuarios en este país que veían como el servicio con servidores en EE UU era deficiente sobre todo por la interferencia de los filtros de los censores chinos. La idea es que eliminando los servicios de correo y blogs de los servidores locales no se ponen en la situación en la que estuvieron MSN de Microsoft o Yahoo, que dio información sobre el e-mail de un periodista que fue identificado y condenado a 10 años de cárcel por revelar secretos de Estado.
Google reconoce que no les gusta la censura pero dice que ha de acatar las leyes de este emergente país en el que hay 100 millones de internautas y otro buscador, Baidu (participado por Google y muy censurado también), que es el número uno.
La distinta posición ética ante un Gobierno y otro ha dejado perplejos a los que celebraron el eslogan don't be evil. Ya era conocido que Yahoo y MSN, como el resto de los buscadores habían permitido que se les censurara en China, pero no se esperaba lo mismo de 'los chicos buenos de Google'
En una entrevista con la NBC, Rebecca MacKinnon, del Berkman Center for Internet and Society de la Universidad de Harvard, daba a entender que Google es una empresa que a la postre cumple con su obligación como tal: competir, ganar dinero y dar a cada mercado lo que demanda. En EE UU defiende su imagen corporativa frente a interferencias, se asegura de que los secretos de su actividad no estén en manos de nadie y defiende la privacidad porque es, en parte, la base de su éxito tras declararse más puros que nadie.
Google consigue muchos datos (que aparentemente almacena) para alimentar su negocio publicitario por lo que es capaz de saber mucho. Lo que no quiere Google es que los usuarios intuyan que sus hábitos o conductas registrados en la web pueden ser utilizados por el Gobierno en EE UU y menos cuando existe un estado de ánimo que puede llevar a pensar en esa posibilidad.
El miércoles The New York Times exponía los casos de internautas que dicen que se están pensando qué búsquedas hacen en la red por si llaman la atención con palabras políticas o que tengan relación con pornografía.
En China la estrategia de negocio es otra. Para crecer, la consigna, según lo ven en Mountain View, es cooperar con el Estado. Para Timothy Wu, catedrático de derecho de la Universidad de Columbia en Nueva York, la presión que hay sobre los buscadores es lógica porque 'tienen mucha información y es obvio que quien intenta controlar las cosas, por la razón que sea, quiera controlar a Google, la empresa más grande'. 'Es algo coherente con la política de los Gobiernos: en EE UU preocupa la pornografía y la seguridad nacional; en China, el flujo de información'. Este catedrático opina que Google empieza a enfrentarse con cuestiones serias porque se ha hecho vulnerable al conservar tanta información, cuando 'tendrían que haberse hecho menos vulnerables para poder obrar bien'. Wu cree que Google ha hecho mal en ceder en China y bien en plantarse ante el Estado.
En este último caso, otros analistas consideran que abrir sus secretos a la autoridad puede ser costoso, no solo por el trabajo que ello conlleve, sino por su repercusión en la confianza de los usuarios y el efecto que tenga en la imagen de marca, algo que puede ocurrir si pierde su batalla legal y se abre un mal precedente en el área de la ciberprivacidad.
Colaboración con los juzgados
En la política de privacidad de los buscadores se incluye la posibilidad de que se tengan que proporcionar datos al Gobierno o a particulares si hay una demanda judicial que sea válida y legalmente sostenible desde el punto de vista del procedimiento. En una entrevista a The New York Times, la abogada de Google, Nicole Wong, aseguraba que ellos cumplen 'cuando hay un proceso válido'. La empresa aduce que podría utilizar la información si cree que de buena fe es razonablemente necesario para satisfacer una ley, proceso legal o petición del Gobierno.Casi todos los buscadores reciben peticiones de tribunales por casos penales (fraudes) pero también civiles y la ley les pide cooperación. Según explica Wong al diario americano, Google trata de notificar a sus usuarios para que tomen las medidas que crean convenientes ante el juez aunque hay casos penales en los que está prohibido el aviso.