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La Comisión Europea, de 'okupa' en un edificio de Axa en Bruselas

La aseguradora exige al Ejecutivo europeo que desaloje uno de sus inmuebles en el barrio europeo

Las broncas entre casero e inquilino no respetan jerarquías ni instituciones. Nada menos que la Comisión Europea y una de las mayores aseguradoras del mundo llevan dos meses enzarzadas en un truculento y millonario conflicto inmobiliario. Axa, propietaria de una de las 62 mastodónticas construcciones que ocupa el organismo comunitario en Bruselas, espera en vano desde hace semanas el desalojo de más de 1.500 funcionarios porque quiere sacar más provecho a su activo.

Los 60.000 metros cuadrados de oficinas en cuestión responden al poco atractivo nombre de Joyeuse Entrée, Cortenbergh, Loi (JECL) y su contrato de alquiler expiró el pasado 31 de diciembre. Aun así, el estratégico servicio de traductores de la Comisión sigue ocupando el edificio y, como castigo, Axa reclama desde el 1 de enero el doble de la mensualidad pagada hasta ahora. La trifulca, que puede acabar ante los tribunales, es todo un síntoma de la presión inmobiliaria que sufre el distrito europeo de Bruselas. Un perímetro de poco más de dos kilómetros cuadrados que alberga las sedes de la Comisión, del Consejo Europeo, del Parlamento Europeo, del Comité de las Regiones y del Comité económico y social.

La masiva concentración de poder e intereses atrae a cientos de empresas, grupos de presión, despachos de abogados y gabinetes de relaciones públicas que pugnan por hacerse un hueco a la sombra de las instituciones. Pero los organismos oficiales en solitario ocupan ya el 45% del millón y medio de metros cuadrados de espacio de oficinas disponible en el barrio europeo de Bruselas. El reciente ingreso en la UE de 10 países, que ha elevado a 25 el número de socios, no ha hecho sino alentar la voracidad inmobiliaria, aunque en comparación con otras capitales europeas, Bruselas mantiene unos precios muy asequibles en el alquiler de oficinas.

Las cifras que enfrentan a la Comisión y a Axa giran en torno a los 200 euros anuales por metro cuadrado, una cantidad irrisoria en los distritos más solicitados de Madrid, París o Londres. 'Pero nosotros pagamos con dinero del contribuyente europeo y tenemos que buscar la mejor relación calidad/precio', justifica su postura la Comisión. La contención del gasto obedece, además, al continuo aumento de las necesidades de espacio del organismo comunitario, que ya ocupa en todo Bruselas más de 900.000 metros cuadrados de oficinas. En 2003, la factura inmobiliaria anual de la CE ascendía a casi 160 millones de euros.

Desde entonces, la institución presidida por José Manuel Barroso intenta librarse de la saturación y el encarecimiento del barrio europeo con una política de descentralización de oficinas y de adquisición de inmuebles. Su emblemática sede, el Berlaymont, ha sido una de las últimas compras, 240.000 metros cuadrados por 552 millones de euros pagaderos en 27 años.

Para el JECL, los planes de la CE apuntaban a la creación de un nuevo recinto de congresos en plena glorieta de Schuman, el centro neurálgico del barrio europeo. Pero las negociaciones con Axa para la reconversión se han truncado. La Comisión, ha dicho la aseguradora, 'quería un Versalles a precio de vivienda social'. El organismo comunitario se ha quedado sin un flamante salón de actos y con el riesgo de acabar ante el juez.

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