Un cierto aroma a 'dejá-vu'
El concepto de ciclo forma parte, probablemente, de lo más profundo de nuestra herencia. Si está en algún sitio, posiblemente sea en la parte más animal de nuestro cerebro, pues pocas cosas están más presentes en la naturaleza que esta idea. Y, posiblemente, sea esa herencia la que determina la eterna vuelta a modas que estaban pasadas o la que hace que tropecemos dos veces con la misma piedra.
Así, ahora han vuelto al mercado ecos de épocas pasadas. Para lo bueno y para lo malo. Para lo bueno existe una nueva estrella en el mundo financiero. Se llama Google y provoca en los bolsistas síntomas similares a los que se registraban -con una incidencia mucho mayor- en la etapa de la euforia tecnológica. Por el lado negativo, los inversores tuvieron ayer una sensación de dejá-vu con lo ocurrido en el mercado de Tokio. Una empresa de internet nipona ha abierto una brutal vía de agua en la confianza del mercado, a pesar de que ni siquiera era un peso pesado de la Bolsa y que, además, se trata por el momento de un caso aislado. Casi un 6% ha caído el Nikkei en dos días, y ayer registró ventas más voluminosas que después del 11 de septiembre de 2001. Esta vez la memoria devuelve los momento vividos en la época de la enronitis.
Al fin y al cabo, y aunque cueste creerlo, la Bolsa ha vivido ya un ciclo alcista. Ha durado tres años y, como todos los ciclos alcistas, ha dejado algunos flancos débiles. El año pasado, allá por abril, los mercados se llevaron otro buen susto a partir del enigma en el mercado de los bonos que estuvo a punto de invertir la curva de tipos y tumbar algún que otro hedge fund con apuestas pasadas de rosca.
En cualquier caso, la racha iniciada en 2003 ha sido más moderada que otras y, sobre todo, partió de un escenario muy castigado. Por eso, aunque los mercados inicien una corrección, esta no tiene por qué ser el inicio de un mercado bajista de medio plazo.