Mascotas en el diván
Los psicólogos se han colado en las consultas de los veterinarios. Los problemas de conducta de los animales de compañía parece que se han multiplicado por tres en los últimos tiempos. Muchas patologías tienen que ver con el estilo de vida, pero otras hay que atribuirlas a ese espacio de bienestar que las mascotas comparten hoy con los humanos. Sus problemas se han convertido en un asunto de familia. Los tiempos están cambiando.
Perros que se muerden el rabo hasta provocarse gravísimas hemorragias, animales que mastican en el vacío durante horas y horas generando litros de baba, gatos que defecan en los lugares más recónditos del hogar sin que sus dueños sean capaces de hacerles entender que existe un espacio habilitado para ello.
El trastorno psicológico tiene, como en el caso de los humanos, manifestaciones diversas, pero en la mayoría de las ocasiones -cuando el veterinario ha descartado una enfermedad neurológica- no es más que el reflejo de una carencia vital, llámese soledad o aburrimiento. A veces, también esconde lagunas educativas. 'Los tres primeros meses de vida son fundamentales para el animal. Es en ese tiempo cuando debería aprender todas las pautas de comportamiento social que necesitará para vivir', explica el doctor Miguel Ibáñez Talegón, jefe del servicio de Etología Clínica de la Facultad de Veterinaria de Madrid.
Y, sin embargo, las mascotas cada vez tienen una relación más estrecha con sus dueños, y adquieren privilegios que les impiden distinguir con claridad quién manda en el hogar.
'Les damos a probar nuestra comida y queremos que respondan a esa muestra de afecto siendo obedientes y educados. Pero los perros perciben este acto como una forma de subordinación. æpermil;l es el que manda, como en la manada', explica Pablo Hernández, veterinario y etólogo. El conflicto de dominio está servido, y la agresividad con los miembros de la familia también. Al fin y al cabo, un perro es un perro.
La ansiedad, con sus múltiples síntomas, es una de las enfermedades que más frecuentemente tratan los psicólogos. 'Los gatos suelen manifestarla orinando y defecando en cualquier parte de la casa', explica Jaume Fatjó, coordinador junto a Xavier Manteca del Master en Conducta Animal de la Universidad Autónoma de Barcelona. Su trabajo en el Hospital de Veterinaria de esta facultad catalana avala su experiencia terapéutica.
Muchas veces este problema es sólo un reflejo del aburrimiento. Los felinos necesitan tener muy bien engrasada la capacidad visual y saber qué ocurre más allá de las cuatro paredes del hogar. Hay que dejarles mirar y distraerse junto a la ventana', aconseja Ibáñez Talegón, desde su consulta del Hospital de Veterinaria de Madrid.
Algunos propietarios piensan que las mascotas sólo requieren un lugar confortable para ser felices. Nada más lejos de la realidad. El bienestar psíquico es tan importante como la comida o el calor. 'Los perros deben bajar a la calle y oler los pises y las cacas de sus congéneres. Es su manera de documentarse. De conocer. Hay quien considera que esto no es higiénico y niega un derecho elemental. Otros obligan al animal a pasear un día y otro por la misma calle. Imagínese cómo se sentiría usted si tuviera que leer siempre el mismo libro', critica este especialista.
Los problemas de conducta esconden a veces una educación inadecuada
l Agresivos con causa. Esta patología genera el 50% de las consultas. La agresividad tiene múltiples causas. Cuando la damnificada es la familia suele deberse a problemas de dominio. Los veterinarios recuerdan que los perros responden en la naturaleza a la jerarquía social de la manada y no entienden las manifestaciones de afecto como los humanos. En ocasiones puede recurrirse a los psicofármacos o la castración.l Perro ladrador. Como el pariente locuaz, estos animales tienen una necesidad perniciosa de acaparar la atención, con el inconveniente de que, además, ladran. El defecto se corrige con paciencia. Se necesita reducir los estados de motivación. Lo que no es fácil.l Mascotas ansiosas. La ansiedad suele generar conductas obsesivas, como hacer círculos, pasear de un lado a otro de la habitación o rascar compulsivamente con la pata un suelo de cemento. La soledad, y también el aburrimiento, desencadenan esta patología. El afecto, y en ocasiones el desapego, son la mejor terapia.l Animales destrozones. A veces los destrozos, habituales cuando el animal se queda sólo, hay que atribuirlos a una educación incorrecta. En otras ocasiones se debe a la fogosidad de la juventud. Los etólogos recuerdan que los tres primeros meses de vida de la mascotas, son fundamentales en su proceso de socialización.l Alteración neurológica. En ocasiones, las conductas inapropiadas esconden un problema neurológico, como sucede con el canibalismo en perros. Los actos predatorios responden al instinto animal y tienen difícil corrección. Deben descartarse antes de acudir al especialista.