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Zara y Cortefiel rescatan el oficio de costurera con fines sociales

El taller de arreglos de ropa Ravaltext emplea a inmigrantes y víctimas de violencia doméstica

Un grupo de empleados, principalmente mujeres, trabaja en el taller Ravaltext, una iniciativa de dos asociaciones del barrio barcelonés de El Raval que pretende incorporar al mundo laboral personas mayores de 45 años con problemas de integración social (víctimas de violencia doméstica e inmigrantes). Se trata de dignificar el viejo oficio de las costureras, muchas veces ligado a la economía sumergida, y aliviar la crisis que azota el sector textil español.

Pero la relevancia empresarial del proyecto estriba en que ha implicado a las principales cadenas del sector textil. Así, un total de 17 tiendas de Zara en Barcelona y otras localidades cercanas, Cortefiel, Red Code y Podium se han convertido en clientes habituales de Ravaltext, que se encarga de los arreglos de los pantalones, faldas, o de las mangas de trajes y otras manufacturas. Al margen de las posibles motivaciones de responsabilidad social corporativa (RSC), la clientela del taller barcelonés espera que sus pedidos sean atendidos con la máxima profesionalidad. Así lo considera la gerente de Ravaltext, Eva Queralt, que asegura que 'nos movemos con el mismo rigor y calidad que el mercado, puesto que vamos a buscar las prendas de ropa y las entregamos en la tienda en un plazo de 48 horas'.

Algunos de los clientes de Ravaltext mantienen talleres propios de arreglos y encargan las puntas de demanda a Ravaltext, mientras que otros han decidido trasladar todos sus pedidos a la iniciativa impulsada por la asociación Surt y la Fundación Tot Raval. Estas dos entidades cívicas cuentan con el 62,5% del capital de Ravaltext, mientras que el resto está repartido a partes iguales entre empresarios textiles y compañías de restauración locales. Ravaltext mantiene negociaciones con Mango y Armand Basi para ampliar su número de clientes y duplicar en los próximos 12 meses su volumen. Por el momento, las 13 personas que trabajan en el taller se ocupan de una media de 200 piezas diarias y despachan 1.200 a la semana. 'Como a cualquier empresa, nos interesa aumentar nuestro volumen para diluir los costes fijos', explica Eva Queralt.

Además de las grandes cadenas, las costureras de Ravaltext también aceptan pedidos de particulares. Las empleadas de la empresa (un 40% latinoamericanas y otro 30% marroquíes), que reciben cursos de formación para su posterior integración en el mercado laboral, trabajan en el taller ubicado en la tienda de la red Moda Amiga instalada en El Raval. El comercio se dedica a la venta de ropa de segunda mano. Caixa Catalunya, a través de la Fundación Un Sol Món (Un Solo Mundo), impulsa esta cadena de comercialización de ropa usada, que ya cuenta con 15 establecimientos. Además, la segunda caja catalana ha aportado un crédito de 65.000 euros para apoyar la iniciativa financiera de Ravaltext.

En definitiva, el objetivo que persigue Ravaltext es doble. Por una parte, pretende contribuir al desarrollo local, dinamizando el comercio de proximidad. Y en segundo lugar, espera crear puentes de comunicación entre el sector empresarial y el social.

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