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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Del barómetro de enero a los dardos

Resulta que en 1972 un experto en Bolsa llamado Yale Hirsch desveló una teoría que, como todas las teorías de la Bolsa, es una suerte de moderna piedra filosofal: convierte en oro cualquier metal innoble. La teoría del barómetro de enero señala que si las primeras cinco sesiones de este mes se cierran al alza, el año será también alcista. Luego hay que comprar Bolsa al inicio del sexto día y venderla el 31 de diciembre.

Según Hirsch, presidente de una potente sociedad de información y análisis financiero, este sencillo truco ha funcionado en el 74% de los años desde 1956 en los que el Dow Jones ha subido en las cinco primeras sesiones. Luego este año habría un 74% de probabilidades de que el Dow suba de aquí a 2007.

La tesis parece atractiva. Pero en los 50 años transcurridos desde 1956 el Dow Jones ha subido 35 veces y ha bajado en 14. El 71,4% de las veces ha cerrado al alza. Aunque esperar al sexto día para comprar puede hacer que uno se sienta más hábil, no hay mucha diferencia en términos de rentabilidad respecto a comprar el 1 de enero y dejarse de teorías.

La página thestreet.com, por su parte, señala que, también desde 1956, comprar Bolsa inmediatamente después de cualquier serie de cinco subidas consecutivas es rentable para un plazo de un año en el 71% de las ocasiones.

Este tipo de concusiones dejan al analista o al supuesto entendido en Bolsa más tranquilo. Se siente un poco más útil y piensa que su trabajo sirve para algo. Pero siempre tendrá como espada de Damocles el famoso -y manido- ejemplo del mono jugando a los dardos. El diario The Wall Street Journal puso a un mono -poner un periodista habría sido de mal gusto- a lanzar dardos sobre una tabla de cotizaciones, y comparaba el rendimiento de esta supuesta inversión con la cartera recomendada por los más reputados expertos. Año tras año los analistas fueron incapaces de sacar una ventaja sostenida y significativa al dichoso mono.

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