Un mar de arena entre el Tajo y el Lago Rosa
Hoy arranca la 28ª edición del Dakar. Lisboa acoge por primera vez la salida del rally más duro del mundo
En 1977 un piloto francés, Thierry Sabine, participaba en el Rally Abidján-Niza y se perdió con su moto en el Ténéré, el desierto de Niger habitado por los tuaregs. Estaba a punto de morir por deshidratación cuando fue rescatado. 'Tuve que chupar las piedras para provocarme la saliva', recordaría tiempo después. La experiencia le marcó de tal manera que su cabeza empezó a imaginar una carrera que uniese París con Dakar, la capital de Senegal. El proyecto echó andar dos años después, en 1979, con 170 participantes. 'Un reto para los que parten. Un sueño para los que se quedan' fue el lema inicial.
Sabine murió en 1986 al caerse el helicóptero desde donde seguía la prueba, pero su sueño continúa. Con un espíritu más comercial y mediático que el simple anhelo aventurero del primer año, pero continúa. Hoy arranca en Lisboa la 28ª edición. Por primera vez las carreteras portuguesas verán discurrir la caravana del Dakar. 748 vehículos, récord en la historia de la carrera, parten desde la desembocadura del río Tajo hacia el mítico Lago Rosa de la capital senegalesa. En medio, un mar de arena que intentarán sortear 240 motos, 188 automóviles, 80 camiones y 240 vehículos de asistencia.
'Autenticidad' y 'seguridad' son los objetivos que se ha marcado la Amaury Sport Organistation (ASO) en la edición de este año. Para lograr el primero de ellos, esta entidad, filial del grupo Amaury (propietario de diarios como L'Equipe, Le Parisien o France Footbal, entre otros), cuyos largos tentáculos controlan también el Tour de Francia, ha introducido ciertos cambios en el reglamento. 'La utilización del GPS sistema de orientación por satélite se reducirá al mínimo, será simplemente un indicador de rumbo. Así los copilotos sólo tendrán una fuente de información de la que fiarse: el libro de ruta. ¡Por fin auténtica navegación!', clama Etienne Lavigne, director del Dakar, en el editorial de la página web oficial de la carrera.
Reforzar la seguridad es la otra gran obsesión de los organizadores. A lo largo de la historia de la carrera el desierto se ha tragado más de 50 vidas, cinco de ellas en la edición del pasado año. Con el fin de eliminar riesgos de accidentes a gran velocidad, que son potencialmente los más peligrosos, la ASO ha limitado a 150 km/h la velocidad en la categoría de motos. La velocidad de los vehículos de asistencia se rebaja a 130 km/h para los coches y a 110 km/h para los camiones. Además, la autonomía se reduce a 250 kilómetros para los moteros con el fin de hacer menos pesada la moto y obligarles a hacer más paradas.
En cuanto al recorrido de esta edición, las participantes se encontrarán con 15 etapas donde habrá de todo: pistas, rápidas o pedregosas, bancos de dunas y travesías. En total, 9.043 kilómetros incluyendo los tramos de traslado.
La principal novedad radica en que, después de varias ediciones, España desaparece del trazado. Se visitará únicamente como etapa de enlace el segundo día de competición, cuando los pilotos recorrerán 400 kilómetros entre Portimao, en el Algarve portugués, y el puerto malacitano para tomar el ferry que les lleve hasta Nador. El Dakar genuino comenzará allí, en África. Además de Marruecos, la caravana atravesará Mauritania, Mali y Guinea antes de llegar a Senegal.
Cualquier etapa puede decidir la carrera pero la experiencia de otros años indica que Mauritania siempre se erige como juez del rally. Reino de dunas y de recorridos fuera de pista, el corazón del Sahara es donde la capacidad de navegación adquiere su máxima expresión.
Los participantes españoles son, tras los franceses, el grupo más numeroso. Participarán 73 pilotos (36 en motos, 29 en coches y ocho en camiones). A pesar de esta nutrida participación, la mayor parte de las miradas estarán puestas en el bicampeón mundial de rallys, Carlos Sainz, que debuta este año en el Dakar. æpermil;l viene a aprender y, si puede, a ganar alguna etapa. En cambio, quienes sí tienen opciones de ganar la prueba son Marc Coma e Isidre Esteve en motos y Nani Roma en coches. Tras ganar en motos (el único español que ha ganado el Dakar), Roma afronta su segunda temporada en automóviles.
En cuanto a los premios, los de mayor cuantía están destinados a los pilotos aficionados. En motos se repartirán 107.900 euros y en automóviles 106.000 euros (18.500 euros para la especialidad de camiones). Aunque el mayor premio es, sin duda, llegar a Dakar y bañarse en sus playas.
Tchaguin quiere recuperar el cetro en camiones
Duelo ruso en la categoría de camiones. Con cuatro victorias en siete participaciones, el ruso Vladimir Tchaguin, al volante de su Kamaz 4x4, busca la revancha. En 2004, cuando iba líder, se quedó sin gasolina en una de las etapas y acabó el rally lejos de las primeras posiciones. Su gran rival será quien tomó su testigo el pasado año, su gregario Kabilov.
Despres aspira a repetir su victoria en motos
Hace seis años era un mecánico, hoy defiende el título. La historia de Cyril Despres se asemeja a la de un cuento de hadas. Con 31 años ha hecho una gran temporada y aspira a culminarla con un nuevo triunfo en el Dakar. La muerte de Fabrizio Meoni el año pasado ha abierto la categoría de motos, donde también tienen posibilidades Marc Coma e Isidre Esteve.
El rey del Dakar, Peterhansel, rival a batir en coches
Forma parte de la historia del Dakar. Primero dominó la categoría de motos, ganando seis años al manillar de una Yamaha. En 1999 dio el salto a las cuatro ruedas y ya ha ganado dos años con Mitsubishi (2004 y 2005) en esta disciplina. Entre los españoles, Nani Roma, que ya ganó en motos (2004), es el que más opciones tiene de hacer algo en coches.