Bocsa pacta el cierre de la última fábrica española de discos compactos vírgenes
Bocsa, la última compañía instalada en España dedicada a la fabricación de discos compactos (CD) vírgenes, ha llegado a un acuerdo con los sindicatos para cerrar la factoría instalada en Barcelona, donde trabajan 30 empleados. El canon obligatorio que cobran las entidades de gestión de derechos de autor y la competencia de países como China, Taiwán, Singapur y Malasia han sido las razones del cese de actividad, tras las pérdidas acumuladas.
Los empleados cobrarán una indemnización de 28 días por año trabajado, con un máximo de 15 mensualidades. En una reunión celebrada ayer se pactaron las condiciones de despido de la plantilla de la fábrica fundada en 1973.
Bocsa pertenecía al grupo Gema, especializado en soportes y servicios para la industria del sector audiovisual. Gema renovó las instalaciones de Bocsa hace poco más de un año con una nueva línea de serigrafía, pero no ha podido afrontar el pago del canon, que grava cada unidad de CD virgen con una media de 16 céntimos de euro, lo que supone el 40% del precio final del producto, según aseguró el presidente de la Asociación Multisectorial de Empresas Españolas de Electrónica y Comunicación (Asimelec), José Pérez.