La decisión de Bolivia

Aunque se describe a sí mismo como la 'pesadilla' de Washington, la victoria de Evo Morales en las elecciones presidenciales de Bolivia del pasado día 18 tiene su lado positivo. La afluencia fue alta y las elecciones, libres y justas. Al conseguir más de la mitad de los votos, Morales eliminó cualquier preocupación sobre otro impasse político (...). Morales tiene la oportunidad de gobernar según sus eslóganes populistas y ser juzgado en función de los resultados. En tanto en cuanto continúe ajustándose a las normas democráticas, esto podría beneficiar a Bolivia a largo plazo.

A corto resulta en cambio difícil ser optimista (...). El presidente electo promete nacionalizar los recursos de gas de Bolivia, un paso que al menos cortará la inversión extranjera y que podría llevar a serios conflictos con las compañías europeas y brasileñas. Dice que luchará contra el tráfico de cocaína pero que legalizará el cultivo de coca, la planta precursora. Esto podría provocar una rápida suspensión de la ayuda multilateral (...). Morales parece proclive a volver al proteccionismo (...) que hizo famosa a Bolivia por su inflación de cinco dígitos y miseria económica.

EE UU tiene pocas alternativas salvo evitar seguir el juego a la apuesta antiestadounidense de Morales (...). Si la democracia aguanta, Morales probablemente no.